Diez años de golf y emociones

Layos Golf vuelve a ser el escenario de esta final, donde se dan cita los 50 mejores de ellos y las 4 mejores de ellas. El viento fue el protagonista indiscutible de la primera jornada para unirse un poco  más tarde la lluvia.

Circuito ya consolidado dentro del mundo del golf profesional y la envidia de muchas territoriales que ya se van sumando a esta iniciativa que nació con muchas ganas y con mucha ilusión y no ha dejado de ser así durante estos diez años. Muchos de los grandes jugadores de ahora, que juegan el Circuito Europeo vuelven cuando pueden para compartir jornada de golf con los que han sido sus compañeros. Gonzalo Fernández Castaño es habitual de la prueba que se celebra en Puerta de Hierro, a Ignacio Garrido también se le suele ver por aquí en varias ocasiones y lo cierto es que le da bastante prestigio.

Durante la cena, tras la primera jornada, también hubo un protagonista muy especial, Manolo Beamonte, el alma mater real de este Circuíto. Todos los profesionales se dieron cita allí para rendirle un sincero homenaje a quien fue el primero que creyó en ellos y en su iniciativa cuando llegaron a verle,  allá por el 2002 a contarle lo que tenían en mente. Con él se asentaron las bases de lo que ahora estamos viviendo año tras año.

Manolo Beamonte sabía que esos chicos querían jugar al golf y que harían todo lo posible por conseguirlo, que muchos de ellos se harían profesionales y vivirían por y para el golf, como ha hecho él desde la Federación Española y posteriormente desde la de Madrid. Manolo se sentía muy emocionado cuando le entregaron una placa de manos de todos ellos y relató con el mismo entusiasmo de siempre la forma en la que comenzó todo. Todos ellos sienten gran admiración, cariño y respeto por la figura de este hombre que ha estado durante muchos años cerca de ellos en todos los sentidos, y ahora también de las chicas, aunque con ellas ha compartido menos.

Se cierra la décima edición de este Circuito de Madrid para volver a abrir la del próximo año allá por el mes de marzo, unos han terminado más contentos con su juego y otro menos, el viento y la lluvia han hecho de las suyas en Layos, pero lo que al final queda es la ilusión para la siguiente cita y sobre todo, las ganas de que lo que cambien sea para mejor.