La esencia del golf, la concentración única y exclusivamente en el golpe y en el objetivo de hacer pocas, de llegar a green y de poner la bola justo donde se pone el ojo. 18 hoyos preparados para olvidarse de atascos, prisas y de quitarse la duda de si dejas paso o no al partido siguiente. La tranquilidad de Benalup deja toda preocupación en las calles y sobre todo en los greenes.
El recorrido, de 5.700 metros desde amarillas, no es excesivamente largo y la defensa del campo está en unos greenes bien protegidos, no demasiado amplios, y que representan un buen desafío para el aproach, el juego corto tan atractivo y odiado al mismo tiempo. Pasarse de green en algunos hoyos puede suponer un problema y hay que afinar.
Los primeros cuatro hoyos sirven para ir calentando. Un par 3 de 169 y tras pares 4 que no superan los 360 metros, son hoyos cortos que pueden engañar al jugador porque obligan a no despistarse en el juego de precisión. Destaca el hoyo cuatro con una salida muy interesante que tiene fuera de límites a la derecha y agua a la izquierda con un muy ligero dog leg a la derecha. El drive bien pegado, dibujando la calle, da mucha satisfacción.
Después llega el primer par 5, de 457 metros con un dog leg de 90 grados a la izquierda bordeando un lago, una de las características de la primera vuelta que cuenta con más agua en su recorrido. Hasta en cinco hoyos entra en juego alguno de los 7 lagos del recorrido. Después, para recuperar, dos pares cuatro de 284 y 366 metros, y un par 3 que obliga a saltar agua de 164 metros. Tras estas pruebas llega uno de los hoyos estrella de Benalup, el 9, otro par 5 que cuenta con un enorme árbol en mitad de la calle y agua a la derecha. De segundo golpe también hay agua a la izquierda de green, con lo que la precisión permanece al acabar la segunda vuelta.
Para empezar la segunda parte del recorrido, un par 3 de 131 metros con tee en alto permite ver de fondo todo el Parque Natural de los Alcornocales y darse cuenta, una vez más, de la paz y tranquilidad que se está disfrutando. Después de un par 4 de 294 metros y otro par 3 de 150 llega otro protagonista del campo, el hoyo 13, par 5 de 475 metros en los que hay que pensar una estrategia definida porque antes de green hay un lago para intimidar a los pegadores.
Este segundo recorrido tiene otros dos pares 5, y de ahí que el par del campo sea de 73 golpes. Los otros dos hoyos más largos son el 15, con 445 metros, y el 18, con 423, más factible para acabar y con un dog leg a la izquierda que permite seguir divirtiéndose.
Junto al recorrido, un hotel de cinco estrellas, el Fair Play Golf, un resort que cuenta con todos los servicios. Un centro médico, cinco restaurantes, piscina y un prestigioso SPA. Todo preparado para el relax y la tranquilidad antes y después de disfrutar del golf. De hecho, el green fee incluye comida y no es raro ver cómo se hace un alto en el camino, cuando se puede. Son 120 habitaciones y numerosas villas camufladas totalmente en un paisaje protagonizado por el Parque Natural de los Alcornocales y los arrozales de la Laguna de Janda. Naturaleza, deporte y tranquilidad en busca y captura del silencio.