Un US Open sin Tiger Woods

Sin embargo, a pesar de que Tiger no es el que era, que no gana, que ha perdido muchos patrocinadores y que su swing parece estar bastante lejos de lo que el ex número uno querría, los rectores de la USGA hubieran estado mucho más felices si Tiger hubiera estado en el Congressional.

Sus ausencias en estos torneos no son buenas a pesar que desde la organización se asegura que se han vendido todas las entradas posibles. Sin Tiger se resienten más en un torneo de estas características las grandes cadenas de televisión. Los anuncios cuestan menos y si hablamos de las audiencias, estas serían mucho mayores con Tiger en juego y luchando por la victoria.

Si unimos que las opciones norteamericanas pasan por Steve Stricker como mejor estadounidense clasificado en el Ranking Mundial, y que Mickelson, el heredero natural de Woods tampoco atraviesa por sus mejores momentos veremos que el panorama es casi "desolador" para el golf estadounidense que considera el US Open como uno de sus torneos estrella en la temporada.

Las jóvenes figuras no acaban de arrancar y, por contra, el golf europeo llega al Congressional con las ganas de refrendar lo que hizo el año pasado el norirlandés Graeme McDowell, precisamente el jugador que el año pasado derrotó a Tiger Woods en su propia casa en la situación en la que el ex número uno estuvo más cerca de la victoria en casi dos años.

Tan mal están las cosas en el "mundo de Woods" que hasta su caddie Steve Williams ya no aguanta más y esta semana llevará otra bolsa. Los rumores indican que volverá con Woods, seguro, pero son ya demasiados reveses en los últimos meses de un jugador que todos esperamos que vuelva pronto y que sigue -por el bien del golf- con su obsesión de llegar a los 18 Majors del gran Nicklaus.