viernes 07 de mayo de 2010, 00:00h
Había una película de beísbol que se titulaba The Natural (El mejor). Seguramente, su historia era ficción. Contaba el filme las andanzas de un jugador de beísbol que en el mejor momento de su carrera, allá por los años 50, recibía un tiro en el hombro, y tras dejar de jugar 20 años después volvía a triunfar, esta vez como un total desconocido. Hoy, el Mejor, el The Natural de verdad, se ha ido para siempre y desde este momento estará con nosotros en nuestro recuerdo.
Estará diciendo Seve Ballesteros desde el cielo -como si lo oyera- que "los alagos no son cosas importantes", así que intentaremos no decir muchos. La vida le trató regular, me da a mi la impresión, a pesar de los éxitos deportivos, del dinero, la fama y los triunfos que logró.
Seve era, ante todo, un hombre de pueblo, bonachón y que nunca mató una mosca. pero muy pronto, después de las trastadas propias de un chaval, con apenas 16 años, le tocó empezar a recorrer mundo, a ganarse las habichuelas y a ayudar a sus padres que seguían trabajando casi a destajo en la pequeña choza de Pedreña donde vivían y trabajaban.
El talento de Seve era brutal, casi de otro mundo, y enseguida sabía que ese era el camino para salir de la pobreza, para hacerse grande, vivir bien y ayudar a su familia. Las victorias, los triunfos y los éxitos llegaron. También las mujeres guapas, los premios y su lucha a brazo partido por demostrar que el golf podía ser un deporte para todos en España.
Me da la sensación de que hoy, cuando ya no está con nosotros, esa batalla que llevó con él desde que empezó a jugar hasta que se ha ido, ha empezado a ganarla. Hoy el golf en España es un deporte para el que lo quiere jugar, para el que quiere divertirse y además, no gastarse mucho dinero. Los campos públicos son legión y ya, además de ser olímpico, nadie o casi nadie -sólo los que no lo conocen- hablan de él con desmesura y desden. Peor para ellos, ¿verdad Seve?
Hoy Seve nos ha dejado para siempre en la tierra. Pero desde este 7 de mayo de 2011, dia de luto mundial en el golf, Ballesteros estará con todos nosotros. Seguro que ahora que no está, por lo menos en España, empezaremos a quererle un poco más. En Inglaterra, Estados Unidos o Japón llorarán su muer te como si hubiera nacido en cualquier pueblo de allí.
Descansa en Paz, maestro.