Es la primera licencia profesional femenina otorgada por la Real Federación de Golf de este país allá por el año 1958. Parece, por los resultados de nuestras chicas actualmente, que el golf femenino comienza hace poco, pero lo cierto es que tiene una historia muy anterior y unos resultados espectaculares.
En el Club de Golf de Neguri, Angelín, como le llamaban los más allegados, profesor
de ese club, tuvo una hija en el año 1933, Elvira. El hoyo 4 de ese maravilloso club está lleno de historia para la familia Larrazábal, algunas nacieron cerca de ese green en una casita que había y comenzaron a jugar allí y otros, posteriormente, empezaron a andar en ese mismo hoyo e incluso a sujetar la bandera mientras su madre pateaba.
A Elvira, el golf no la atraía especialmente, quien lo diría viendo su posterior palmarés, era simplemente la hija del profesor, pero a él le hacía ilusión que su hija se dedicara a lo mismo que él, y así fue. Angel Larrazábal murió joven, muy joven, pero ya sabía de lo que su chica era capaz, le dio tiempo a disfrutar de los triunfos de ella y por supuesto, como la mayoría de los padres, a disfrutarlos más que ella. Las palabras de la propia Elvira lo dejan muy claro: “yo creía que eso de ganar un campeonato de España era como ir subida en una nube, y me quedé como si tal cosa, mi padre era el que tenía una sonrisa de oreja a oreja”
Elvira Larrazábal fue campeona de España consecutivamente en los años 52, 53, 54 y 55 y subcampeona en el 56. Ganadora del campeonato internacional amateur de España en el 53 y 54 y además ostenta, todavía, un record hasta ahora imbatido, ganó todos los campeonatos que jugó entre el 52 y el 55. Los campeonatos de España los ganó en Pedreña ¿Cómo no le va a gustar aquel campazo? Y en Neguri, su club, todos los campeonatos de Vizcaya.
En el año 58 deja el mundo amateur y es cuando obtiene la primera licencia de profesional dada por la Federación de Golf a una mujer y su carrera la orienta hacia la enseñanza siguiendo los pasos de su padre, cosa que a él le hacía mucha ilusión, lo cierto es que si se hubiera dedicado al juego puro y duro….no somos conscientes, dado el potencial que tenía, de lo que habría conseguido esta señora.
De todos modos, eran unos años difíciles y la mayoría de las familias salían adelante a base de trabajo y mucho sacrificio, la familia Larrazábal también. Elvira empieza a jugar a los 16 años cercanos a los 17 y a los 18 ya era Campeona de España, una hazaña, dado que comienza su andadura con 14 palos de 9 juegos diferentes y además como las bolas escasean, su padre las reciclaba para ella. Cuando esas bolas estaban un poco rajadas, Angel le decía a su hija “Mira tiene una sonrisa” y con una vela la derretía y arreglaba “la sonrisa” y ya valían para jugar. El quería enseñar bien a su hija, sin embargo no le ponía las cosas fáciles. Cuando tocaba clase de bunker….él enterraba bien la bola para que ella supiera que esas cosas pasaban.
Era una época en la que no había ayudas de ningún tipo, ni psicológicas, ni
materiales sofisticados, ni de nada. El golf era puro y las amateur eran…. amateur, amateur y eran capaces de hacer vueltas de 66, 68 o 70 golpes, ¿tenían juego?, yo creo que muchísimo.
Se dedicó a la enseñanza durante siete años, pero sabemos que la vida profesional de las mujeres, en general, es más corta que la de los hombres. Nos casamos, tenemos niños y así poco a poco las cosas van cambiando y vamos priorizando los temas que rigen nuestra vida…., y eso fue lo que le pasó a Elvira y uno de sus motivos por los que abandona este deporte se llama Carmen, su hija.