El norirlandés Rory McIlroy ha decidido dar un cambio, no sólo en su juego, sino también en su imagen. En Hong Kong llegó con su pelo, una de sus principales características, tan largo y alborotado como siempre, pero mucho más canoso. Quizá se pasó en las mechas. Ya veremos en que queda la cosa.
El norirlandés es, hoy por hoy, una de las grandes figuras del golf mundial. Se lo rífan tanto en Estados Unidos como en Europa -donde, por cierto, ya ha dicho que jugará de manera más habitual el año que viene- aunque en 2011 su presencia, como siempre, estará marcada por las grandes citas y los torneos más importantes.
Su última presencia ha sido en Hong Kong, donde ha llegado con un cambio de imagen impactante tras la Ryder Cup de Celtic Manor. Su pelo, tan alborotado como siempre, ha sufrido -no sabemos si por accidente- un cambio de color, tiñéndose casi de blanco, con muchas canas y poco negro. Parece como si el bueno de McIlroy hubiera visto una película de miedo y se hubiera vuelto canoso casi de repente. No sabemos cuanto le durará al joven norilandés este nuevo color, pero seguro que lo que no cambia en absoluto es su swing y su excelente juego.
