Euiropa ya no es sólo, golfísticamente hablando, Inglaterra, España, Francia y Sueca. Tras la eclosión de los hermanos Molinari en la Copa del Mundo de hace un año, el golf profesional en el Viejo Continente tiene ya a otro país con el que contar. Italia se ha ganado en 2010 un lugar de respeto en Europa. La conexión itlaliana es ya una realidad.
La Copa del Mundo que ganaron los hermanos Molinari fue, sin duda, la espita de explosión de una reacción en cadena que ha hecho que 2010 se vaya a recordar, si no hay nada ni nadie que lo impida, en el año del golf italiano.
A los dos triunfos de Edoardo Molinari en el Circuito Europeo hay que sumar la victoria de Mateo Manassero y su brutal temporada. Un año en el que en sólo siete torneos ha conseguido sacarse la tarjeta después de demostrar que su calidad y su saber estar en un campo parecía más el de un hombre de 25 o 30 años que el de un niño que apenas tiene la mayoría de edad.
Su victoria en Castellón, superando a algunos de los mejores jugadores de Europa le da, además, la categoría de fenómeno, de jugador a seguir y en el que creer, la respuesta a los McIlroy y Fowler, que pareceían la última revolución del golf. Curiosamente, Manassero los ha hecho viejos casi en un par de meses.
Junto al prodigio de 17 años, están los dos Molinari, que siguen ganando, subiendo puestos en el ranking mundial y demostrando al mundo que son parte del futuro de este deporte en Europa. El golf necesita en el Viejo Continente profesionales como los dos hermanos Molinari. Jóvenes, educados, con ilusión, buenos deportistas y excelentes vendedores de una imagen fresca, moderna y revitalizada de un deporte que sigue creciendo y que en Italia va a explosionar de un momento a otro, si es que no lo ha hecho ya.
Tras la victoria de Francesco en China, la primera de un jugador italiano en un torneo de los World Golf Championship, la presencia de los transalpinos en los torneos va a ser muy demandada. Su estatus subirá, eso seguro, también sus cheques y sus contrato publicitarios, pero me parece que ellos no van a cambiar demasiado. Saben muy bien que lo que están haciendo es muy importante y da la sensación de que tienen los pies plantados en el suelo.
Hay figuras para rato y con ellos el golf italiano se pone ya a la altura, hoy por hoy, del español, del sueco o del francés, independientemente del número de victorias que cada uno tenga. Si hablamos de futuro, el italiano parece el mejor y más claro de todos estos países. Veremos si sale un cuarto jugdor que conforme un poquer de ases espectacular. De momento, ya tienen un trío ganador.