A destacar los “pelucones” de los jovencitos McIlroy y Fowler. Este último me recordó a mis admirados Beatles, y además, hacía juego con los gorros de los Guardias de la Reina presentes en la inauguración. Aunque tampoco pasó desapercibida la melena, roja y ensortijada, de nuestro Jiménez. Desfile de los jugadores y sus “consuertes”. Máxima expectación por ver cada oveja con su pareja.
La lluvia, un coñazo. Nos machacó la primera jornada y la segunda. Recomposición de los partidos. Harrington y Mickelson no se enteran de que va esto y Tiger no mucho más. El líquido elemento ahoga alternativamente las aspiraciones de los jugadores.
¿Podrá finalizar la Ryder en su fecha tope del lunes? Fowler, el rookie, tira del profesor Mickelson con una fuerza impropia de un jugador inexperto en este tipo de torneos. A su vez McDowel, el veterano, tira de McIlroy el veinteañero. Paradojas del golf.
Harrington se podría haber quedado en su bonita y verde Irlanda, confirmando el error de llevarlo a él en vez de Casey. Esto se veía venir, a tenor del juego de Padraig en los últimos tiempos. Los Molinaris nos dejaron un poco fríos. Todos esperábamos más de ellos. Bueno también era su primera Ryder. El público: diez. Como aguantaron estoicamente la lluvia y el barro. Eso es afición, lo demás tontadas.
Golfistas en la niebla, el lunes. Menos mal que salió el sol, confirmando el dicho español: mañanita de niebla, tardecita de paseo. Pierde Westwood, decepciona Kaimer, espectacular Fowler, reaparece un Tiger desconocido en los últimos tiempos, magnífico Jiménez que no perdió ninguna de sus confrontaciones, salto de rana de Mahan y McDowell da el punto decisivo a Europa. Los americanos siempre a remolque. Más cohesión y ambiente entre los europeos. Descontrol organizativo la final.
Emotivos discursos en la clausura. Todos estuvieron muy caballerosos – la verdad es que no esperábamos menos -. Nuevo desfile de parejas, parecía el final de una película romántica. Lo mejor de todo es que la Ryder residirá los próximos dos años en Europa y que falta menos para Madrid 2018.