Independientemente de la vuelta de Alejandro Cañizares en la última jornada del Open Británico, los nuestros han brillado a una gran altura en el tercer Major de la temporada. En un campo complicado, con mucho viento y con rivales de primer nivel, el golf español ha brillado a gran altura en un Old Course demostrndo que con un poco de suerte hasta la victoria hubiera sido posible.
Los cinco sobre par de hoy del malagueño Alejandro Cañizares no deben de servir para pensar que fracasó en su primer intento en Saint Andrews y en un torneo del Grand Salm. Cañizares jugó de una manera soberbia pero hoy no tuvo demasiada suerte.
En su partido, el tercero en importancia tras el de los cuatro primeros clasificados, Cañi se tenía que ver las caras nada menos que con el mejor jugador de la temporada pasada en Europa, el inglés Lee Westwood, que había dicho el día anterior que si jugaba al 100% podría tener opciones de coger a Oosthuizen, pero de eso nada de nada.
Con él, Cañizares salió del tee del 1 dispuesto a mejorar sus resultados y a soñar con una tercera posición que hubiera sido mágnífica y posible, pero muy pronto se vió que Cañi no estaba enchufado hoy como en los tres días anteriores y sus cifras empezaron a bajar. Al final de los dieciocho hoyos, el hijo de José María vio como el doble bogey del 4 se encargaba de dilapidar su opciones. Después, cuatro bogeys más dejaron sin esas posibilidades a un Cañizares que debe de pensar en positivo y saber que esta ha sido su primera oportunidad y que, seguro, tendrá muchas más.
Tambié tendrá muchas más Álvaro Quirós que, por fin hizo un gran torneo del Grand Slam. Su undécima posición, rozando el top-ten, es el reflejo de que puede estar ahí y que tiene golf más que de sobra para luchar por la victoria. Hoy jugó en St. Andrews su mejor golf, estuvo concentrado hasta el último golpe y el putt, ese que tanto le está fallando este año, funcionó a las mil maravillas. También aprochó muy bien y, claro, jugando a su nivel no tuvo demasiados problemas para terminar entre los mejores.
Otra de las sorpresas del torneo fue la buena actución de Ignacio Garrido. Y no porque el madrileño no fuera capaz de hacerlo bien en St. Andrews, sino porque aquí, en la cuna del golf, ha demostrado y confirmado que está está siendo una temporada muy importante para él, donde no quiere dara nada por perdido y en donde cada día quiere hacerlo mejor. Es cierto que unas veces tiene más suerte que otras pero el madrileño tiene que aprovechar sus oportunidades. Este año tiene que ser el suyo y jugando como lo está haciendo da la sensación de que no tardará mucho en ganar.
Otro caso para analizar ha sido el de el castellonense Sergio García que a pesar de acabar con cuatro bajo par en decimocuarta posición no estaba demasiado satisfecho. Quizá si algo más con su juego pero no con su actitud. El de Castellón se ha cansado de decir en los últimos meses que no está bien, que no se encuentra a gusto, que no está motivado y que, además, los resultados no llegan. Puede que sea verdad que necesita un descando, desengnchar y ver la vida desde otro punto de vista, pero la actitud del viernes y la del sábado fueron totalmente diferentes. No había más que verle hablar el viernes tras su vuelta y el sábado 24 horas después. Sergio tiene tanta calidad que es una pena que no esté rindiendo a gran nivel. El de Borriol tiene que hacer todo lo posible para recuperar juego y sensaciones y volver en el tiempo a ese finales de 2008 en el que llegó a ser número dos del mundo. será bueno para él y bueno también para el golf español.
En cuanto a Miguel Ángel Jimenéz, el golf español sólo puede tener palabras de agradecimineto hacia él. El malagueño se está dando una auténtica paliza para poder estar en la Ryder Cup el próximo mes de octubre. Es su gran sueño y en este Open Británico tenía una excelente oportunidad para seguir sumano euros y puntos para poder cumplir su sueño. No lo tiene fácil pero seguirá luchando para hacerlo. Calidad, fuerza y seguridad en si mismo tiene más que de sobra pero también muchos rivales. Su pundonor está fuera de toda duda y su experiencia también. Esta vez no brilló como el hubiera querido pero todavía tiene tiempo más que de sobra para tocar su sueño con las manos.