El torneo, que cuenta con una dotación en premios de 3.250.000 dólares, tendrá una amplísima representación internacional, lo que hará que la victoria de una estadounidense sea bastante complicado.
Este año el golf americano esta especialmente sensible a este tema, sobre todo después de que Graeme McDowell consiguiera el triunfo tras 40 años sin victorias europeas en el US Open de Pebble Beach. Si, además, ahora ganara una europea en Pensilvania las cosas se podrían complicar para un golf norteamericano que no está acostumbrado a estos sin sabores.
Con la Ryder Cup la vuelta de la esquina, cualquier detalle tiene importancia a la hora de colocar las verdaderas posibilidades en la balanza de la victoria. En Oakmont, un excelente campo, las opciones son casi parecidas para las principales favoritas pero, hoy por hoy, no hay una jugadora que tenga más opciones que las demás. Todo está abierto y en juego. Esperemos que las nuestras, que no han empezado muy bien, tengan suerte y hagan un gran torneo.
Si (
No(
