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¡Cuatro décadas después!

¡Cuatro décadas después!

Por Valentín Requena
lunes 22 de junio de 2009, 00:00h
Tenía el pálpito de que en esta edición del US OPEN la victoria se vendría a Europa, y así lo manifesté en la tertulia de Manolo Elvira. La verdad es que tampoco hay que ser ningún lince para hacer este pronóstico teniendo en cuenta el gran nivel de juego que están manifestando los jugadores del viejo continente. Aunque bien es verdad que Graeme McDowell no era mi primera opción.

Mis preferencias estaban en Lee Westwood y Iam Poulter, sobre todo el primero por el gran estado de forma en que se encuentra. Confieso también que en mi quiniela particular no figuraba ningún jugador español no solo para la victoria, sino para un puesto entre los diez primeros. Claro que alguno dirá que a toro pasado es muy fácil hacer pronósticos, pero la realidad es esa y así lo expuse en dicha tertulia de Canal +. ¡Qué más me hubiera gustado que uno de los nuestros tuviera opciones reales de triunfo en un major!


Los estadounidenses comenzaron bien, sobre todo Dustin Johnson, un jugador con dos victorias en Pebble Beach, pero al que le faltó consistencia al caer en un triple bogey y al partir de ahí se derrumbó como si fuera un castillo de naipes. Y es que es lo de siempre, hay que tener una gran fortaleza mental para aguantar las adversidades en un momento puntual. Yo creí que eso solo les pasaba a los españoles, pero no, también les sucede lo mismo a otros reputados jugadores, fundamentalmente jóvenes.

Mickelson perdió una tremenda oportunidad de subirse al número uno y bajar a Tiger. Tendrá que esperar un poco más si es que lo llega a apear. Errores impropios de un jugador que aspira al máximo, fueron determinantes para concluir el torneo empatado a golpes con su rival de culto.  Y qué decir de Tiger. Pues simplemente que aunque este casi a medio gas sigue en la pomada y en algún momento del torneo pensé que le iba a hacer el lio. Así y todo tan solo quedó a cuatro golpes del vencedor, que por cierto concluyó al par, de ahí la dureza, un año más, del segundo major del año. La USGA dejó unos greenes minúsculos, duros como tambores dificilísimos para parar la bola. En buena lógica Tiger tendrá que ir mejorando poco a poco según vaya cogiendo el ritmo de la competición y entonces será prácticamente imposible apearlo de ese pedestal privilegiado. Phil Mickelson tuvo la oportunidad y la ha desaprovechado. No creo que vuelva a tener una tan clara como la de Pebble Beach.  

McDowell se llevó el millón trescientos cincuenta mil dólares para su Irlanda del Norte natal, afianza su lugar para la Ryder y lo que es mejor: demostró que es un jugador seguro en un escenario que no había pisado con anterioridad con unas complicaciones tremendas. Él fue el protagonista europeo cuarenta años después en un escenario típicamente americano.

 

 

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