Echando un vistazo a su página web podemos ver que ofrecen servicios de recolección, transporte, reciclaje y recuperación de materiales, así como retirada y vertido de residuos. También son líderes en la construcción, desarrollo y gestión de plantas gasificadoras y de biogás, contando con clientes industriales, comerciales, residenciales y Administraciones por todo Estados Unidos.
Y además patrocinan un torneo del circuito americano. ¿Qué probabilidad hay de que esto pase igualmente en España? Es decir, que una empresa pro medio ambiente quiera asociarse a una actividad tan anti medio ambiente como (dicen que) es el golf. ¿O es que el golf no es tan malo?
Según Ignacio Morell, catedrático de Hidrogeología y subdirector del Instituto Universitario de Plaguicidas y Aguas de la Universitat Jaume I de Castellón, una hectárea de campo de golf consume al año 6.000 metros cúbicos de agua, lo que supone menos cantidad que los 8.400 de una hectárea de cultivo de lechuga iceberg o los 14.000 de una hectárea de cultivo de alfalfa. Otros expertos citan programas de protección y recuperación de especies de flora y fauna en campos de golf, así como la realización de actividades de concienciación ambiental en diversos clubes y orientadas a sus jugadores más jóvenes.
Todos los que amamos el golf deberíamos echar una mano para tratar de quitarle la mala fama a nuestro deporte, desde colaborar con las iniciativas sostenibles que se desarrollen en nuestros clubes hasta promover pequeñas acciones entre los habituales compañeros de partida (“¿qué tal si intentamos tirar los residuos en contenedores específicos, aunque ello suponga tenerlos en la bolsa de palos hasta después del green del 18?”). Poco a poco el golf irá teniendo una mejor imagen entre el público general, quizá tarde algunos años pero de momento al otro lado del charco ya ha habido una empresa que ha dado un paso adelante asociando golf con reciclaje y, por lo tanto, con medio ambiente y sostenibilidad.