Acabamos de revivir en el Accenture lo importante y emocionante del golf en estado puro, hoyo a hoyo, golpe a golpe, uno arriba o abajo. En el Match Play la técnica juega un papel muy importante, pero no decisivo. La estrategia, la concentración, la táctica de “guerra de guerrillas” frente a tu adversario, llega a ser más importante que la precisión desde el tee de salida o el propio putt.
Dar un putt de 30 cm. o no darlo, puede marcar decisivamente el golpe de tu adversario. Marcar el ritmo, aún en condiciones adversas resulta fundamental. Al final suele ganar el mejor y suele ser el más fuerte psicológicamente porque el nivel es muy similar.
Ian Poulter acaba de dictar otra lección de “killer” en éste tipo de torneos y frente a uno de los hombres más en forma en estos momentos, Paul Casey. Su uniforme de “pantera rosa” del último día esconde un autentico lobo de la estrategia más feroz. Poulter va más cortito que sus adversarios en distancia, y lo sabe, incluso es menos habitual del gimnasio que el propio Casey, Villegas o Sergio, pero mentalmente -refugiado constantemente en su libreta de notas- es un crack con “olfato ganador”.
A Sergio García, cuarto en el Accenture Match Play, le falta – a mi juicio- ese olfato de Killer. Siempre estará arriba en las clasificaciones porque es un virtuoso de los hierros y el Driver, pero le falta morder psicológicamente al adversario como pudo haber hecho con Poulter o Villegas. A Sergio, nuestro mejor español sin duda en el golf actual le falta Incluso darse algún bocado a sí mismo cuando no juega match play. A pesar de todo felicitarle hoy es obligado. Quedar cuarto entre los 64 mejores jugadores del mundo no es para enfadarse salvo que en la sangre se lleven “cromosomas de killer” y Sergio se enfada y mucho cuando pierde por lo que ya va siendo hora de enseñar un poco más los dientes a los adversarios para que sepan que ya está a punto de asaltar de nuevo el “top ten” y a nada que le eche más cromosomas al asunto, esperar la vuelta de TIGER al acecho del número 1 del mundo.