elperiodigolf.madridiario.es
Lágrimas de cocodrilo

Lágrimas de cocodrilo

Por Valentín Requena
sábado 21 de febrero de 2009, 00:00h

Por fin apareció la imagen más esperada desde hace unas lunas. El pecador, el infiel, el derrocado Tiger, se materializó antes los mortales que ansiábamos saber si estaba más delgado, ojeroso o, por el contario estaba divino de la muerte.

La puesta en escena era más propia de un funeral que la mera lectura de un comunicado, aunque este fuera de un profundo arrepentimiento después de tantos pecados cometidos. Las cortinas corridas de color azul intenso, los familiares y amigos más directos más que serios, en fin, tan solo faltaba el finado.

 

La expectación era máxima. La imagen se centraba en un atril por encima de las cabezas de los asistentes. Por fin hace su entrada en escena el protagonista tan esperado. Curiosamente iba vestido de normal, pero yo hubiera sugerido que su atuendo fuera un traje talar morado como el de los nazarenos, para dar más imagen de arrepentido y futuro penitente, e incluso no hubiera estado nada mal que entrara flagelándose. De esta forma el puritano televidente compadecería mucho más al pecador más famoso de los últimos meses.

 

En su alocución se culpó de todo. Por poco se atribuyó la responsabilidad de la gripe A. Estaba claro que dijo todo aquello que los asistentes al acto y los que quisieron verlo, quisieran que dijera. Pidió perdón a su esposa, lógico ya que fue la que cargó con los cuernos, sus familiares y amigos, normal también porque habrán tenido que capear el temporal de preguntas dimes y diretes, a los niños del mundo por el mal ejemplo dado y a todos los aficionados al golf por los problemas que haya podido causarles. En ese punto me levanté del asiento. Los únicos problemas, si es que se pueden llamar así, es no haber podido ver en la tele la actuación del número uno, pero por lo demás se podía haber ahorrado esas disculpas. A mí lo que haga fuera del campo me importa un pepino, por no decir otra cosa más redondeada y que se fríe. Aquí estuvo demasiado pretencioso. A muchos como a mí, la inmensa mayoría, no nos ha ofendido y a otros muchos que dicen lo contrario tampoco, lo que pasa es que queda mucho mejor decir que su actitud ha sido intolerable y muy pecaminosa.
 

 

Estaba claro que el texto, lacrimógeno por demás, lo había escrito alguien que conoce muy bien el paño. Tiger, por su parte, casi se lo sabía de memoria y habían estudiado muy bien hasta donde tenía que hacer énfasis. Hasta la ropa había sido escogida para la ocasión. Yo le hubiera colocado una corbata negra, ante la negativa de salir en traje talar, de esta forma todo hubiera sido más fúnebre y más lacrimógeno.

 

En la primera fila del salón de la Casa Club de la PGA en Ponte Vedra, estaban sus amigos y familiares directos, incluso Tom Finchen, el que parte la pana en esto del golf estadounidense. Este último fue el único que no levantó a abrazarle después de la lectura del comunicado, me imagino que se quedó patidifuso al no concretar su vuelta a lo verde. Y es que cada vez están perdiendo más dinero ante la falta de los torneos del número uno.

 

Pero la guinda del pastel, ya casi con todo el personal llorando a moco tendido, fue el abrazo a su madre. Esa era la imagen, casi más esperada que si hubiera aparecido Ellin. Bueno esto fue de poner los pelos como escarpias. Aquí si alguno de sus puritanos detractores sí que se le cayó alguna lagrimilla y con ello le otorgaron el perdón. Ahora solo falta saber cuál será la penitencia que le impongan, porque aunque se confesó de principios budistas, a sus compatriotas les gusta más la penitencia cristiana, después de una confesión lanzada a los cuatro vientos.
En fin, que ya pasó el trago. Ahora solo falta la vuelta. ¡Vamos, tío, enrollaté y vuelve al tee del uno!

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios