La USGA decidió prohibir las estrías cuadradas porque ayudaban a parar la bola más fácilmente. Sin embargo, la protesta de PING y su Wedge Eye 2 provocó una salvedad en la ley, y estos palos fabricados antes de 1990 no han sido incluidos en la nueva norma. Da la casualidad de que Mickelson lo tiene y lo utiliza, como otros jugadores como John Daly.
La cuestión es , por lo tanto, si el uso de ese palo daña al espíritu del golf. Algunas voces como McCarron consideran que precisamente Mickelson, número dos del mundo, no debería aprovecharse de ninguna ventaja. Otras opiniones recuerdan que la norma es clara y no se ha violado, y si lo que está en juego ahora es el espíritu del golf habría que eliminar muchos materiales como las maderas modernas o muchos putts de diferentes tipos.
Viene a la memoria la eliminación de Borja Etchart en la final de la Escuela del Circuito Europeo el año pasado. A punto de lograr la tarjeta, Borja fue eliminado por llevar un carro eléctrico en el que había un cuadro digital que indicaba la temperatura exterior. Borja lo aceptó con caballerosidad.
¿Hasta qué punto se pueden permitir unas cosas y otras no? Está claro que se deben poner unos límites para igualar las condiciones de competición. Sin embargo, el espíritu del golf no debe sentirse dañado por la mejora de materiales. Es muy romántico jugar con unos palos del siglo XIX en unos links escoceses, pero el golf se ha abierto a todo el mundo y es más amplio. Eso sí, lo que no debe variar es que siga siendo un juego de caballeros. Fijemos los esfuerzos en este objetivo.