Sobre todo si, además, tenemos en cuenta que Tiger Woods, el número uno de momento, está “desaparecido en combate” y no se le espera con fecha fija de regreso. La realidad es que no solo el golf americano necesita a Tiger como el beber sino que el mundial también empieza a echarle de menos, sobre todo cuando las grandes competiciones ya se han puesto en marcha.
Si además, en la clasificación mundial, que sigue dominando Woods, en el circuito americano y en el europeo la vista está ya puesta en la Ryder, como sucede cada dos años y todo hace indicar que el equipo que dirigirá Montgomerie puede ser letal, no es de extrañar la preocupación de los estadounidenses al ver como muchos de los “nuestros” empiezan ya a estar en plena forma mientras que Tiger no juega y Mickelson ni siquiera ha empezado su temporada.
De todas maneras no debemos ponernos nervisosos ni tirar las campanas al vuelo. Lo de los seis europeos entre los diez primeros no deja de ser un dato anecdótico, pero si objetivo. El golf europeo domina, hoy por hoy, el golf mundial. Los de aquí viajan más, juegan más, ganan menos, pero parece tener más ilusión y, además, están creando un circuito potente, por todo el mundo y con mucho dinero y puntos del ranking mundial en juego. Quizá en unos años Europa sea el verdadero destino para competir al máximo nivel. Todo dependerá del “poderoso caballero” y del nivel de los jugadores. En lo primero nos ganan ellos pero en lo segundo ya estamos casi a la par. Esta semana el Ranking mundial tiene el color azul y amarillo de la bandera de este lado del Atlántico