Según transcurrían las sesiones anteriores, todo hacía pensar que el triunfo del número uno sería incontestable, teniendo en cuenta, sobre todo, que poco a poco iba dejando cadáveres en la cuneta. Harrington se presentaba como el oponente máximo, pero a pesar de su pundonor y el no dar nada por perdido, también cayó, y de qué forma. Hizo ocho golpes en un par tres de 136 yardas. Resultado propio de cualquier membrillo, entre los que me encuentro. Aparentemente Tiger se quedaba solo. Su último escollo sucumbió en las aguas del hoyo ocho.
Quizá ni el propio Woods se imaginaba que el que le iba a hacer el roto era el coreano Yang, un jugador que apenas contaba para la victoria, pero que el domingo salió a jugar con el gran favorito. Todos pensamos, y yo el primero, que el tigre iba a despedazar a su hipotética víctima. Pero no. Yang demostró buen juego y una consistencia a prueba de la intimidación de Tiger, que poco a poco fue minando la pétrea moral del gran ídolo. Habría que ver las caritas del favorito y su inseparable esclavo. El eagle que hizo Yang en el catorce, par cuatro de 352 yardas, creo que fue la puntilla y lo que comenzó a marcar la profunda raya del tigre. Pero el descabello final llegó precisamente en el dieciocho, a reventar de público, donde el estadounidense se marcó un bogey por un birdie del coreano.
Debo confesar sinceramente que me alegré de la victoria de Yang. Creo que de esta forma hay golf más allá de Tiger. Aunque no tengo ninguna duda que sigue siendo el mejor, el más regular y el que más torneos gana, pero hasta los inalcanzables tienen su mal día, porque si no los torneos serían muy aburridos, a pesar que de que todos disfrutamos muchísimo por el espectacular juego del estadounidense.
Pero las rayas no solo le salen a Tiger. En estos días se está disputando el Mundial de Atletismo y otra intocable, Yelena Isinbayeba, que ha ganado todo con la pértiga Juegos Olímpicos, Mundiales, records, etc, no conseguía hacer ningún salto valido en el estadio de Berlín. No me cabe duda que el repartidor de rayas está trabajando de lo lindo.