Un Tigre triste

El Masters de Augusta ha mostrado una cara poco conocida del número uno del mundo. Después de ocho meses en el dique seco por culpa de una operación de rodilla, Tiger rapareció en las Series Mundiales. El Match Play fue una toa de contacto. Luego vino el CA Championship y a la tercera fue la vencida con el Arnold Palmer. Revalidó el título y de paso dio un salto en la clasificación dejando de nuevo distancia entre el segundo, un Mickelson que ya le venía siguiendo el rastro.

El objetivo cumplido, llegó a Augusta y de nuevo pronunció las palabras mágicas. "Siempre que vengo a un torneo lo hago para ganar". Sin embargo, la primera ronda fue gris, con 70 golpes y un bogey en el 18. La seguanda se oscureció aún más, con el par después de tres birdies y tres bogeys, uno también en el 18. La tercera comenzó con un ¡doble bogey! Pero se rehizo y acabó con -2. Parecía que había vuelto el Woods que recordábamos. De hecho, en la cuarta ronda, la definitiva,Tiger pisó el acelerador y nos hizo pensar que lo iba a volver a hacer. Cuatro birdies y un eagle le dejaban ya en el tercer puesto, metiendo presión. Pero los bogeys en el 17 y 18 apagaron toda esperanza.

Ha sido un Masters en el que Tiger no ha estado cómodo. Caras largas, quejas por las caídas, en el viento, golpes de aproximación que le dejaban insatisfecho...y putts que no entraban, a veces por bastante.

El desconcierto pasó a decepción y luego a tristeza. El Tigre está triste ¿Qué le pasa al Tigre?