Salsa agridulce en Sevilla

El campo, inmejorable, en unas condiciones muy duras propia de un gran torneo y preparado para jugadores que deben demostrar su valía. Un clima agradable, con algo de viento y lluvia al final, pero en líneas generales mucho mejor que en el resto de la península. Jugadores de la talla de Miguel Ángel Jiménez, Gonzalo Fernández Castaño, Pablo Larrazabal, José Manuel Lara, daban razones de sobra para acudir a verles jugar.

Sin embargo se ha echado de menos más ambiente. Ha habido poco público y pocas actividades fuera del juego. Tan sólo una carpa Vip donde se han reunido patrocinadores y amigos. Eso ha deslucido el torneo y se ha demostrado que la crisis sí está afectando al golf. Miguel Ángel Jiménez ha hecho todo lo posible, y no sólo jugando bien al golf. Ha intentado levantar el pabellón, pero da la sensación de que se ha quedado corto.

Al menos Kjeldsen y Drysdale han dado cierta emoción al torneo, pero incluso eso fue efímero y se evaporó antes de terminar. Por otro lado, la actuación de los españoles, algo que podría haber animado más el fin de semana, ha sido irregular. Fernández Castaño comenzó fuerte el jueves. El viernes el  protagonista fue Jiménez, y el sábado Carlos del Moral se colocó con opciones. Eso le dio un toque dulce al torneo. En todo caso el domingo se amargó con un poco de lluvia y con el estirón de Soren Kjeldsen, lo que le faltaba a un torneo que ha necesitado más salsa alrededor del suculento plato.