El conflicto generado entre los profesionales de Golf españoles, o quizá sería más correcto decir entre el grueso de profesionales que no están en la élite europea o mundial, es decir la mayoría, es de patio de colegio. Solo falta que la APG y Match Golf se tiren de los pelos en público. Y todo, porque los segundos capitaneados por Javier Gervás llevan 10 años organizando el circuito profesional más importante de éste País a base de remangarse y buscar patrocinadores de renombre con capacidad para poder mantener vivo un deporte que ha situado en el top ten mundial en los últimos tiempos a una decena de jugadores, capaces de batirse el cobre con cualquiera. Mientras los “señoriítos” de la PGA aportaban un dinero para recibir a cambio tres veces más. No es mala inversión a priori, salvo que se quiera mucho más.
Cuando Salomón tuvo que decidir sobre quién era la madre del niño cuya maternidad se apuntaban dos mujeres, acertó. Bastó -ante la duda- con solicitar que trocearan al niño en dos mitades, para saber quién era la verdadera madre biológica. Y así fue, la primera que dando un paso al frente le pidió humildemente que se lo entregara a la farsante pero le dejara vivir. Salomón no dudó un instante y el enigma se resolvió felizmente.
Ahora los 132 jugadores profesionales han tenido que elegir entre mama y papá, la APG o Mach Golf, Carlos Roca o Gervás A sabiendas que mama es la casa común donde no debería haber favoritismos para con los hijos y papá ha sido la vaca que ha dado la leche que no aportaba mamá buscándola fuera de casa y permitiendo que los chicos crecieran jugando en libertad y con algún euro para sus gastos, dejando además una parte de esa leche a mamá.
Pero consumado el divorcio, diríase que la mitad de los 100 mil hijos de San Luis (66), los más acostumbrados a buscarse la vida al margen del hogar han decidido jugar el Circuito Peugeot Loewe, pero sin renunciar al amor materno. Más bien, parece que quién les ha repudiado es la propia madre y eso es muy duro, sobre todo si entre hermanos se alimenta también la brecha del insulto y la amenaza personal. Y solo porque otros 66 de los profesionales, han elegido a mamá, renegando ahora de la paternidad de quién otrora les dio de comer caliente gracias a mantener vivo un circuito que personalmente he criticado duramente en lo que no me gusta, pero que es sin duda, el menos malo que existe en España.
Y así, Roca y Gervás, papá y mama, APG y Match Golf se han divorciado. Pero en su divorcio han arrastrado a los hijos y los han enfrentado en un duelo absurdo que no conduce a nada. La PGA tiene todo el derecho a hacer un Circuito propio –si sabe o puede- pero ningún derecho a prohibir a los jugadores jugar allá donde les dé la real gana. Esos 66 jugadores que hoy pisan el escorpión deben estar tranquilos porqué su paso adelante ha evitado – como hizo Salomón- que muera el niño. Lo contrario habría supuesto un parón tan perjudicial para los profesionales que supondría el principio del fin de una etapa golfística española que va a más en número de aficionados y profesionales.
Mucho me temo que este divorcio será de los caros, de los de primera página de revista del corazón, porque si algo ha dañado ya es precisamente el corazón de los profesionales del Golf. Allá ustedes señores con sus peleas, pero el precio pagado es ya demasiado alto para el golf español.