Por fortuna, afrontamos esta situación con unos sólidos cimientos que exigen sin embargo que, para afrontar la situación, apliquemos apertura, consenso, imaginación y trabajo.
La amplia base social que sustenta al golf español –más de 330.000 federados– y el significativo número de campos distribuidos por toda España tienen un reflejo deportivo sobresaliente, con una elite amateur y profesional perfectamente posicionada entre las mejores del mundo y con una base social que, a pesar de la que está cayendo, considera el golf como una de sus prioridades deportivas y de ocio.
La enorme dimensión de la crisis económica exige sin embargo respuestas adecuadas que pasan por aplicar una política de brazos abiertos con todos los colectivos que integran el mundo del golf –Federaciones, Clubes, Asociaciones, Profesionales, Amateurs, Patrocinadores, Organizadores, Turoperadores, Ecologistas, etc, etc– para aunar fuerzas en una misma dirección.
Es preciso iniciar un segundo proceso de popularización del golf español, acercar nuestro deporte a aquellos colectivos que todavía desconocen sus beneficios para que comprueben, al margen de sus bondades deportivas y sociales, sus beneficios medioambientales. Si el jugador no viene al golf, que el golf vaya al jugador. Esa tiene que ser la premisa, con el valor añadido de la imaginación para convencer a las Administraciones Públicas de seguir apostando por el mundo del golf como motor económico y laboral, en algunos lugares complementario, en otros ciertamente significativo.
Nada de lo anteriormente expuesto es posible si no existe trabajo, mucho trabajo de por medio, algo que siempre debe estar muy presente pero ahora más que nunca. Apertura, consenso, imaginación y trabajo. Ese es el camino.
Gonzaga Escauriaza es Presidente de la Real Federación Española de Golf
Si (
No(
