Cuando Jon Rahm pinchaba la bola en el tee del hoyo 1, a las 14:00 horas, el francés Matthieu Pavon había concluido ya su segunda jornada reafirmando la condición de líder adquirida en la primera ronda.
Entre ellas, la de mayor calado, en respuesta al generalizado sentimiento de los aficionados que le siguen, es saber si la extraordinaria capacidad de reacción de Jon Rahm, que tan excelentes réditos le ha generado en tantas ocasiones, se pondrá de manifiesto en los 36 hoyos que restan de competición.
A trancas y barrancas, muchas más veces por escasos centímetros, la bola se negaba a entrar, manteniendo a Jon Rahm ajeno a esos birdies tan necesarios para emprender la reacción en los siguientes hoyos. La muesca positiva, por fin, se plasmó en el hoyo 7 tras varios intentos infructuosos.
Sin gasolina por parte de Rahm, el protagonismo español se trasladó de bando. Alfredo García Heredia, un jugador que habitualmente brilla con fuerza en los Open de España, concentró aquello que el vasco buscaba sin acierto: los birdies. El asturiano los acumuló a borbotones, siete en total sin fallo para erigirse en la mejor vuelta del día, un arreón importante a sus opciones de soñar con algo verdaderamente importante dentro de dos días, de momento desde la cuarta plaza.
El corte provocado al manipular una puerta en la primera jornada y la molestia que esa herida le generaba en la mano constituyó un acicate para un jugador con sueños de altos vuelos. “A ver qué pasa, estoy jugando bien y no descarto nada”, decía García Heredia con brillo en los ojos, rememorando sin duda esa sexta posición que le distinguió como el mejor español ‘out of Rahm’ en la última edición. “Quiero mejorarlo”, avisa con una mezcla de prudencia y entusiasmo.
Las buenas noticias españolas también llegaron de la mano de dos madrileños, Alejandro del Rey y Gonzalo Fernández Castaño, pujante juventud y veterana experiencia. El primero de ellos, séptimo con 7 bajo par, constituyó un ejemplo de solidez, mientras que el segundo se brindó, como el mismo dijo tras concluir su sobresaliente actuación -decimonoveno, 66 golpes para -6 al total-, “el mejor regalo que podía hacerme”, palabras expresadas con una amplia sonrisa en el rostro para quien este viernes cumplía 43 años.
Pero aún hay más. Porque por detrás, a la expectativa, nombres importantes del golf español como Pablo Larrazábal, Adrián Otaegui, Santiago Tarrío… también son alternativas plausibles en un torneo donde casi todo está por decidir.
La llave, de momento, la tiene el francés Matthieu Pavon, que se mantiene firme en lo más alto de la atalaya proclamando a los cuatro puntos cardinales que vuelve a la carga. El año pasado él fue, precisamente, desde la segunda plaza, el mejor jugador del torneo ‘out of Rahm’, ese jugador deslumbrante que no ha tenido el día, pero que hace ahora doce meses ejecutó una delirante actuación plasmada en título con récord de 25 bajo par.