Lo ha vuelto a hacer.
Tiger ha ganado y pone fin a cinco años de sequía, cinco años de pesadilla, y cinco años en los que se llegó a dudar de su vuelta a los primeros puestos.
Sin embargo en la final de la FedEx Cup, en East Lake Golf Club, Tiger ha logrado su victoria número 80 de la PGA, dejando claro que su regreso es definitivo y otra vez peleando por ser el mejor.
"Hoy ha sido una pelea que he disfrutado mucho", decía Tiger al acabar, que recordaba que "ha sido un camino difícil para ordenar todo otra vez".
Su temporada ha sido también un aviso para los que no le veían de vuelta. Dos segundos puestos, seis top ten y sólo dos cortes fallados, brillando en el Open, sexto, y en el PGA Championship, segundo, y rozando en la final, tras los errores de todos sus rivales con opciones, el premio de la FedEx Cup.
Con unos primeros nueve hoyos con un birdie, la segunda le ha costado más, con un birdie y tres bogeys, dos seguidos en el 15 y 16 que redujeron su ventaja de cinco golpes a dos sobre Billy Horschel, que con 66 golpes ha terminado segundo en la final. Tercero ha sido Dustin Johnson con -7 tras 67 golpes, mientras que Matsuyama, Simpson y Justin Rose han terminado cuartos con -6.
Con 14 Majors, Tiger no ganaba desde agosto de 2013, en el Bridgestone Invitational, el año que logró cinco triunfos. En este 2018, Tiger ha vuelto tras un primer intento en 2017 que no salió bien y tuvo que volver, por cuarta vez a una operación de espalda.
Esta vez Woods se lo ha tomado con más paciencia y, en una temporada mágica para el Tigre, el golf ha recuperado a su leyenda.