No es que fuera mi favorito, es que Sergio García era de nuevo favorito para enfundarse la Chaqueta Verde. Faltaba saber si aguantaría la presión de ganar su primer Grande y por tanto multiplicar por cien su brillante palmarés. Ya lo tiene. Sergio ya ha completado el chiste tradicional del inglés y el español que encaraban el hoyo 18 empatados a sabiendas que sólo uno podría enfundarse la Chaqueta Verde.
De verde y blanco, Sergio pegó un hierro lo suficientemente seguro para dejar a Rose patear en primer lugar en busca de un birdie que se fue por el lado derecho y por muy poco. Fuera fantasmas pensamos todos los golfistas que llevamos años esperando ver entrar el putt definitivo de Sergio, que merecía y merece por ser ¡un grande! del golf que no lo gana.
Juro que desde casa veía, veíamos, la caída perfectamente y por tanto no entendíamos como García y su caddie la equivocaban en el putt decisivo para ganar el Masters. ¿Cómo es posible? Quizá porque golf es golf y porque ganar un Grande no es tarea fácil. Quizá porque para perder una Chaqueta Verde hay que llegar a patear para enfundársela. Quizá por la maldición de Carnoustie 2007.
Y todo ese sufrimiento deportivo para gritar en el primer hoyo del Play Off ese ahora sí Sergio. Lo mereció y lo consiguió. Falló el putt decisivo en el torneo regular pero no tiró la toalla y confió en su juego de tee a green en el 18. Salidón a calle y segundo golpe al trapo con Justin a remolque. De nuevo putt para birdie y ahora sí. El golf español necesitaba un Major desde hace 18 años y Sergio era el mejor posicionado para conseguirlo. De verde sí funcionó el último día. ¡Color esperanza! La realidad de un grande ahora más Grande si cabe llamado Sergio García.