El golf olímpico masculino se ha saldado para el equipo español de Manolo Piñero con dos diplomas olímpicos y la sensación de que tanto Rafa Cabrera Bello como Sergio García pudieron optar a algún metal -sobre todo el de bronce- si hubieran estado algo más acertados o hubieran tenido algo más de suerte.
El cajón olímpico, a pesar de las ausencias, ha sido excelente con un gran ganador como Justin Rose, un segundo clasificado de sobresaliente como es el reciente ganador del Open Championship, Henrik Stenson y una medalla de bronce ganada por Matt Kuchar, representante del golf más poderoso del mundo, el norteamericano configuran una terna de ganadores que bien valdría para cualquier cita del Grand Slam.
Un gran torneo, para ser sinceros, que no ha echado de menos a nadie. Quizá alguno de los que renunciaron a jugar en Río por miedo al Zika, estarán hoy pensando que el honor olímpico podría haber sido para ellos, pero ya es demasiado tarde. Seguro que dentro de cuatro años, en Tokio, muchos de los ausentes sí que estarán luchando por las medallas.
Y esta semana, casi sin descanso, el campo de prácticas del recorrido olímpico se llenará de mujeres para vivir el torneo femenino. En él dos españolas: Azahara Muñoz y Carlota Ciganda que intentarán mejorar el balance de los nuestros. Dos diplomas son el principal y básico objetivo pero para ellas no hay otro premio mejor que la medalla de oro.
Seguro que ninguna de las dos, firman antes de empezar ni el bronce ni la plata y nosotros tampoco.