Después de una semana pasada donde cundió el pánico con una tarjeta de 79 golpes en la tercera ronda, Jason Day, que corrigió con 68 el domingo para acabar en el puesto 23, llega como número uno al Zurich Classic de New Orleans en su novena semana como número uno.
El cansancio mental le hizo mella y así lo ha reconocido. "No hay nada peor en este mundo ahora que yo jugando mal al golf", dice, y añade que "quiero ganar y jugar torneos y hay que saber manejar a los medios, a los aficionados y conciliar la vida laboral con la familiar. Es cuestión de equilibrio".
Lo cierto es que esel primer número uno que acude a New Orleans después de David Duval en 1999, cuando justo perdió esa condición tras acumular 14 semanas en lo más alto, después de no pasar el corte.
El año pasado, Day terminó cuarto y era número 6 del mundo. Ahora, como rey mundial, asume que es foco de atención y favorito, y pretende responder al reto. Saborea la corona y espera demostrarlo. No quiere que le pase como el sábado pasado. "Tuve unamala actitud y debo ser más profesional", asegura.