Con el par y partiendo en laúltima jornada a tres golpes del líder, Jason Day parecía que iba a dar el golpe el domingo. Sin embargo no empezaron las cosas bien para el australiano, que ha tenido un Masters más discreto de lo esperado.
Después de tres rondas de 72, 73 y 71 golpes, el domingo podía seguir esa tendencia de mejora, pero el bogey en el hoyo 5 le dejaban un sabo de boca amargo y una idea de que no iba ser este año. A pesar de todo un birdie en el 8 le ponía de nuevo en la senda positiva.
La segunda vuelta, con bogey al 10 comenzaba igual, confirmando las sospechas de que el número uno no tenía ese espíritu de otras veces, ese que le ha hecho ganar este año el Match Play y el Arnold Palmer. De nuevo birdie al 15 pero ya, el par no era suficiente. Además en el 18 unbogey le dejaba definitivamente fuera de la órbita de los campeones.
Jason Day tendrá que esperar.