Aunque no hubiera terminado así creo que en la memoria de todos los aficionados, la temporada 2015 hubiera sido la del despegue de Jordan Spieth, porque empezó ganando los dos primeros grandes con una autoridad que nos asombró a todos los que disfrutamos del buen golf sin fijarnos en quién gana.
Por supuesto que prefiero que las victorias sean para españoles, los siento más cerca que a cualquier otro, pero lo de este chaval es tremendo, y se ha merecido más que de sobra lo que ha conseguido, por lo que me alegro por él como si fuera de aquí.
Es, en definitiva, el que con más fuerza ha deseado ganarlo todo, y a pesar del bache que supuso fallar los cortes de los dos primeros torneos de “play off”, llegó al Tour Championship y nadie pudo discutirle lo que era suyo. Hubo un momento en el que el sueco Stenson parecía dispuesto y preparado para vencer a Spieth.
En un par de ocasiones en las que Henrik dejó la bola dada mientras Jordan la ponía a muchos metros del hoyo, el europeo tuvo que ver cómo el tejano la embocaba desde lejos para neutralizar esa ventaja que había conseguido en el “aproach”, y este tipo de detalles acabó minando su confianza a la misma velocidad que el americano se afianzaba en su convencimiento de que todo esto tenía que ser para él.
Así, dos grandes, tres torneos regulares incluyendo este Tour Championship, más de doce millones de dólares en premios y el bonus de diez millones de la Fedex se suman para concluir en que la temporada de Jordan Spieth no ha sido buena, ha sido inmejorable. Y como nadie se lo ha regalado, y como a su alrededor no había monjitas de la caridad sino enormes jugadores profesionales intentando desbancarle, cosa que no han logrado, sólo podemos aplaudir fuertemente al chaval. Espero que la próxima temporada sea tan emocionante como ésta, que se peguen por cada victoria tantos como lo han hecho en 2015, y así no echaremos de menos a Tiger, y el golf seguirá teniendo su sitio aunque Woods no haya vuelto a su mejor forma.