Para Shane Lowry, el momento vivido en el green del 18 en Bethpage Black fue tan significativo como su victoria en el Open Championship de 2019. El golfista irlandés, que nunca ha ocultado su pasión por la Ryder Cup, fue el encargado de asegurar que Europa retuviera el trofeo en una jornada final de individuales cargada de tensión y dramatismo.
Europa llegaba al domingo con una ventaja récord de siete puntos, lo que parecía presagiar una jornada tranquila. Sin embargo, el equipo estadounidense, liderado por Keegan Bradley, protagonizó una remontada que rozó lo épico, sumando cuatro puntos y medio en los seis primeros partidos. La presión se trasladó al equipo europeo, que no lideraba ninguno de los cuatro duelos restantes y necesitaba medio punto para certificar la victoria.
Lowry, uno abajo en el último hoyo frente a Russell Henley, vio cómo el estadounidense ejecutaba un tiro brillante desde el búnker de calle hasta dejar la bola a tres metros. Pero Henley falló el birdie, y Lowry, con una entereza admirable, embocó desde dos metros para desatar la euforia entre sus compañeros y asegurar el título para Europa.
“He tenido la suerte de vivir cosas increíbles en este deporte”, confesó Lowry entre lágrimas tras celebrar su putt decisivo. “Pero esas dos horas fueron las más duras de mi vida. Aún no me creo que esa bola entrara”.
De los once partidos individuales, ocho llegaron al hoyo 18. El duelo entre Viktor Hovland y Harris English se consideró empate debido a la lesión del noruego. Lowry, exhausto tras tres días de competición en un ambiente hostil, reveló que le dijo a su caddie mientras caminaba hacia el último green: “Tengo la oportunidad de hacer lo más increíble de mi vida”.
“La Ryder Cup lo significa todo para mí”, añadió. “Gané el Open en Irlanda, fue un sueño hecho realidad. Pero esto… esto es diferente. Hacerlo aquí, en el 18, delante de todos, fue durísimo. Hay que reconocer el mérito de los estadounidenses; sabíamos que iban a luchar hasta el final”.
Con Rasmus Højgaard derrotado por el debutante Ben Griffin, el destino del trofeo quedó en manos de Tyrrell Hatton y Robert MacIntyre. Fue Hatton quien selló el medio punto definitivo, coronando una actuación sobresaliente con tres puntos y medio en cuatro partidos. Así, Luke Donald se convirtió en el segundo capitán europeo en ganar la Ryder tanto en casa como fuera, tras Tony Jacklin en 1985 y 1987.
Lowry, que disputaba su tercera Ryder Cup tras la derrota en Whistling Straits en 2021 y la victoria en Roma en 2023, no escatimó elogios hacia Donald: “Es el mejor capitán que ha existido. Un hombre increíble. Ha hecho un trabajo excepcional”.
Al igual que Paul McGinley, Darren Clarke y Graeme McDowell, Shane Lowry se suma al legado de los grandes irlandeses que han escrito historia en la Ryder Cup. “Piensas en los grandes de Irlanda, todos han embocado putts para ganar la Ryder. Hoy me tocó a mí”.
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