El golf siempre ha sido considerado un deporte de caballeros, regido por reglas de honor y fair play. Sin embargo, cuando el presidente Donald Trump pisa el green, las convenciones pueden adquirir un tono peculiar. Hay varias escenas curiosas en sus rondas de golf, como esta en la que su caddie, con discreta eficacia, reubica la bola unos metros delante del bunker para evitar que Trump tuviera que enfrentarse a la arena. El gesto, aunque mínimo, cambia por completo la dificultad del golpe y levanta preguntas sobre el respeto al espíritu del juego.
Trump, apasionado golfista con numerosos campos a su nombre, no es ajeno a la controversia en los fairways. Esta anécdota revela no solo un guiño al poder, sino también una versión bastante flexible del protocolo deportivo. A veces, incluso en un deporte de caballeros, los bunkers se sortean más con autoridad que con habilidad.