La tercera jornada del Masters de Augusta fue uno de esos días para el recuerdo. La consecuencia de unos vibrantes 18 hoyos es el mejor duelo posible para el partido estelar. Con el permiso de Jon Rahm, Rory Mcilroy y Bryson De Chambeau, son los jugadores que mejor conectan con la audiencia hoy en día, los más carismáticos y los que mejor juegan, por lo menos en este Masters de Augusta, saldrán juntos en dos golpes de diferencia. Mucho más que un partido estelar, muchos lo verán como una nueva batalla entre LIV golf y PGA Tour.
Rory se empeñó de inicio que eliminar cualquier atisbo de emoción, el ganador de dos torneos esta temporada, entre ellos el The Players Championship, protagonizo el mejor inicio en la historia del torneo, cinco bajo el par en cinco hoyos, con seis hoyos consecutivos firmando tres golpes. Rory masacraba el driver desde el tee de salida con salidas como la del hoyo dos de casi 370 yardas: birdie, eagle, birdie, par, birdie, par, fueron sus armas para dar la vuelta al torneo, pasó de mirar al líder a dos golpes de distancia, a liderar el torneo con cuatro de ventaja, no se quedó atrás DeChambeau que respondió con un birdie desde 13 metros en el hoyo 1.
No faltaron tampoco en este tercer día los atisbos de colapsos de Rory, un bogey en el hoyo ocho, una oportunidad de birdie fallada en el nueve desde tres metros y un nuevo bogey en el 10, devolvieron la emoción al día del movimiento. Para terminar Rory remató con birdie en el hoyo 13 y un majestuoso hierro en el 15 que materializó un eagle, el segundo del día. Rory cerraba con 66 golpes (-6) y el liderato de este Masters en -12, dos de ventaja sobre Bryson DeChambeau que terminó la jornada con otro puro desde 14 metros, y la locura en el 18. Por momentos Augusta pareció el TPC de Scottsdale y Bryson inyectado en euforia, salió levitando como una estrella del Rock and Roll, chocando manos y gritando al cielo del Masters, son 69 golpes son suficientes para poner el bandeja el duelo que todos querían ver.
Jon Rahm tuvo media hora larga de inspiración y un conato de reivindicarse, fueron tres birdies consecutivos en su mejor comienzo en todas las rondas que lleva disputadas en estos nueve Masters. Al final del día, Jon Rahm departía amablemente con Ana Patricia Botín, única socia española vestida con su chaqueta verde. “Te he visto hoyos muy buenos hoy”, consolaba la presidenta del Banco Santander al de Barrika, que cerró con 70 golpes (-2), una ronda que empezó muy bien y terminó mucho peor, con dos bogeys en el 17 y 18. Entre medias, un juego sólido desde el tee, muy deficiente con los hierros y estratosférico con el putter, solo necesitó el ganador del Masters en 2023 de 27 putts para completar los 18 hoyos. Su resultado de par le deja entre los 25 mejores, pero sin ni siquiera opciones de intentar una heroica remontada dominical.
“Un poco más cómodo en general, ayuda ver que los dos primeros putts han entrado, aunque la sensación ha sido parecida a la de los dos días anteriores, los errores han sido mentales míos, una pena no aprovechar el 13 y el 15”, comentaba el español en referencia a los dos últimos pares cinco del recorrido.
Con los ojos como platos, disfrutaba del espectáculo la leyenda del baloncesto español Rudy Fernández: “Espectacular, poder vivir esto ha sido para mí una gran oportunidad, soy nuevo en esto del golf, ayer tuve la oportunidad de seguir a Sergio y hoy a Jon, es algo único. Lo que más me ha sorprendido es cómo mantienen las tradiciones, y es lo que le hace especial al torneo, es mi primer evento y creo que he puesto el listón muy alto”. Rudy, que empezó a jugar al golf gracias a la insistencia de su amigo Pau Gasol, también agradecía la desconexión del teléfono en estos días. “Me quedaría hasta el final, pero mi mujer me mata”, bromeaba ya rumbo a Madrid donde disfrutará de su nueva afición en el campo de golf de La Finca con amigos como el exfutbolista del Real Madrid, Raúl González Blanco.
Por detrás del show de Mcilroy y DeChambeau, lo intentaron sin acierto el número uno, Scottie Scheffler (par), que en ningún momento consiguió hacer despegar su día, o el líder tras los dos primeros días, Justin Rose (-6), que no pudo mejorar una tarjeta de +2. Los únicos capaces de seguir el ritmo del duo de cabeza fueron el canadiense Corey Conners (-8) con unos meritorios 70 golpes bajo presión, Ludvig Åberg con -3 en la jornada y seis bajo el par en el acumulado, mismo resultado que Patrick Reed.
Solo cinco golfistas en la historia, Gene Sarazen, Ben Hogan, Gary Player, Jack Nicklaus y Tiger Woods, han logrado el hito de triunfar en al menos cada uno de los cuatro majors. Un triunfo mañana incorporaría a Rory a este selecto listado, convirtiéndole en leyenda de este deporte.
El mayor enemigo de Rory ante el grand slam son sus propios fantasmas. Hace 14 años, en 2011, salía la última jornada con cuatro golpes de ventaja y terminaría en el puesto 15 tras una histórica debacle.