En la segunda vuelta del Masters de Augusta, José María Olazábal -doble ganador de la Chaqueta Verde- enfrentó un desafío considerable en su intento por superar el corte y competir durante el fin de semana. A pesar de su experiencia y su amor por el icónico campo, el veterano golfista no logró encontrar su ritmo.
Olazábal comenzó la jornada con la esperanza de mejorar su desempeño tras una primera ronda de 76 golpes. Sin embargo, la presión del torneo y la dificultad del recorrido se hicieron evidentes para él. A lo largo de su segunda vuelta, el español cometió varios errores en los greens y no pudo capitalizar las oportunidades de birdie que se le presentaron. Al final del día, firmó una tarjeta de 79 golpes, lo que lo dejó con un total de 151 golpes después de dos tarjetas de 77 y 74 golpes.
Una segunda tarjeta y una segunda vuelta que empezó de maravilla con dos birdies en los nueve primeros hoyos, al 3 y al 8 que hacían albergar esperanzas a él y a todo el golf español que como ya sucedió el año pasado el de Fuenterrabía lograra pasar el corte. Pero lamentablemente las cosas no siguieron ese mismosn curso y los segundos nueve hoyos de Chema no estuvieron a la altura de los nueve primeros. Olazábal terminó con bogeys al 12, 17 y 18, doble bogey al 15 y un solo birdie en el 16 que le dejaron con el +7 final y sin opciones de seguir jugando el fin de semana.
Una situación que contrasta con su actuación del año anterior, cuando logró superar el corte y disfrutar de un fin de semana competitivo en Augusta. A pesar de la decepción, el golfista se va con la satisfacción de haber participado una vez más en uno de los torneos más prestigiosos del mundo, dejando una huella imborrable en la historia del Masters. Su legado y amor por el golf continúan inspirando a muchos, y su presencia en Augusta siempre será recordada con cariño.
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