Con las cocinas del Centro Nacional de Golf cerradas por la crisis del coronavirus, los propietarios del restaurante Caná no podían quedarse de brazos cruzados. Después de analizar la situación y de escuchar la propuesta de algunas organizaciones sociales, decidieron ponerse manos a la obra y cocinar menús con los que alimentar a personas que necesitaban de esa energía para superar la crisis.