Los destinos de vacaciones que incluyen golf, todos o casi todos, la verdad, están tan apurados como el resto de los puntos en los que se espera turismo.
España tiene una buena parte de su producto nacional bruto en esta actividad, eso no es novedad, y la situación por la que estamos pasando está poniendo en peligro no sólo el resultado de esta temporada sino también la viabilidad futura de hoteles, restaurantes, bares, terrazas y… campos de golf.
Al parecer algunas de las Comunidades Autónomas que ven peligrar su futuro por estas razones han apelado a la solidaridad de los españoles centralistas para que no nos planteemos otras vacaciones que no sean golf y playa en Andalucía, Levante, Cantabria o Galicia, por mencionar unas cuantas.
Esto viene a ser como decirnos que no se nos ocurra ir, cuando este verbo tenga de nuevo sentido en lenguaje castellano, a tomar gambas a la plancha a Francia, Italia o Alemania. En fin, se contestan solos.
"En el momento en que se pueda salir a la calle y no cueste seiscientos euros, este sacerdote, su santa esposa y todos los integrantes de su agenda telefónica saldrán pitando a ponerse tifos de cañas y tapas por nuestra ciudad"
Cuando además se pueda coger la Nacional IV, por poner un ejemplo, y nadie te pare para preguntarte dónde crees que vas, sólo me detendré si hay que repostar y, como siempre que he tenido vacaciones enfocaré hacia Almería con la sana intención de hacerle unos agujeros a las calles de sus campos de golf y dejar sin existencias a los restaurantes de la provincia. Por eso no deben preocuparse.
Por cierto, si uno vive al lado de un campo de golf y piensa en jugar con su hijo de menos de catorce haciéndole de “caddie”, cuidado, eso no es un paseo legal, es explotación infantil.
En cuanto a la Ryder, estoy con Rory en que sin público no sería lo mismo. Es más, creo que no sería… Y en cuanto a la propuesta de posponerla a septiembre del próximo año, tal vez sea lo más sensato. Lo que no lo es tanto es la negativa del LPGA de negociar nada para no coincidir con la Solheim Cup.
Ahora, sin asomo de machismo ni de supremacismo masculino pregunto: Si se permite que coincidan ¿quién va a perder más? A lo mejor había que reflexionar un minuto.