Las condiciones meteorológicas de esta semana en The Open, en el Royal Portrush, han sido muy interesantes. Viento, lluvia, frío, humedad, ratos de sol…Es una de las características de los llamados Links.
El debate ha vuelto y hay muchos jugadores que se han declarado enamorados de los Links. Lo bonito de estos recorridos es evidente. Acantalidados, calles que surgen de la nada en medio de la naturaleza, muy onduladas, búnkers profundos y colocados estratégicamente, y greenes con mucho movimiento.
Esas características evocan el golf de siempre y eso se agradece. Además ayuda a comprobar a los buenos jugadores de golf, que sepan utilizar todos los recursos para embocar. Quizá por eso se pueda disfrutar en The Open como nunca, y sea una de las citas claves del año.
Realmente los jugadores que han disputado esta edición han sido héroes, sobre todo en la ronda final. La lluvia fina, horizontal que evita la defensa de los paraguas, el viento cruzado, y la humedad han hecho que la jornada dominical haya sido épica.
Héroes ellos y sus caddies. Sólo el trabajo de mantener seco el material es un arte. Los grip, la bola, que si ahora me pongo el traje de agua, que si me lo quito…son aspectos que pueden desesperar a muchos y hacen muy incómodo jugar al golf, y más cuando la bola se mete en una zona que ni los voluntarios la encuentran.
Héroe también el público. Ver a la gente sentada detrás de las cuerdas viendo pasar jugadores es algo admirable. Eso sí es afición y más cuando está lloviendo, hace frío y un impermeable es la única herramienta para defenderse.
Un buen amigo suele decir que no le gusta jugar al golf para sufrir. Con estas condiciones no hubiera salido al tee del 1. Es lo que tiene el amor a los Links. A veces hay días menos románticos que están hechos para héroes.
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No(
