Esta semana no hemos tenido representante en el Circuito Americano principal, pero casi diría que mejor, porque no ha habido quién fuera capaz de acercarse siquiera a un Francesco Molinari imperial. Si resulta que el italiano ha aprendido a patear vamos a tener que hablar mucho de él.
En aquel lado del charco, pero entre los Senior se disputaba el U.S. Open y Miguel Ángel Jiménez ha estado cerca de dar la campanada. Ha acabado segundo a un golpe del ganador, David Toms, y sólo éste y Jerry Kelly están por delante en la clasificación de la Charles Schwab Cup, el equivalente a la Fedex o a la Carrera a Dubai entre los “puretas” americanos. Jiménez está en forma, lo demuestra incluso jugando con los jovenzuelos europeos cuando quiere, así que cuando salta el Atlántico para un torneo importante como éste lo hace con los dientes afilados.
En el Open de Francia no ganamos, lo hizo Olesen que lleva una temporada impecable, pero Jon Rahm quedó quinto a dos golpes, Jorge Campillo y Sergio García fueron octavos a tres, y Adrián Otaegui duodécimo a cuatro, lo que tuvo que dejar muy contentos a los franceses que disfrutan especialmente cuando los españoles lo hacen bien en cualquier competición deportiva disputada en suelo galo.
El dominio de Rafa Nadal en Roland Garrós o el que en su tiempo mostraba Miguel Induráin en el Tour de Francia ya conseguían aumentar el ritmo cardiaco de los aficionados franceses aunque no por las mismas razones que en el caso de los españoles. Los buenos resultados de los nuestros no gustan allí, es verdad, y supongo que les tuvo que gustar poco que la victoria se haya venido ocho veces a este lado de los Pirineos: Así, Jiménez en 2010, Larrazábal en 2008, Olazábal en 2001, Martín en 1992, y Ballesteros en 1986, 1985, 1982 y 1977 ganaron el Open francés.
En otro orden de cosas, en el tercer fin de semana de este mes de Julio en el que ya estamos asistiremos al tercer Grande de la temporada, El Open, con mayúsculas y sin apellidos. ¡Qué ganas!
Si (
No(
