La victoria ha sido clara, aunque Europa ha tenido sus oportunidades, con un comienzo muy igualado en los inicios del domingo, y podía haber disputado incluso algo más esta edición. La llegada a los individuales con tres golpes de desventaja era otro reto para los europeos, que ya sabían qué era eso de hacer milagros.
La primera impresión es que el 4-0 de arranque ha sido demasiada carga, pero analizando las tres jornadas, la clave ha sido la tarde del sábado, cuando Europa ya había hecho los deberes al acercarse en el marcador a un resultado ajustado para meter presión.
Fue ahí donde Europa perdió esta Ryder. La única victoria fue para Rory McIlroy con Thomas Pieters, la gran pareja europea que se ha llevado tres puntos en tres partidos, aunque perdieron por separado en los foursomes del viernes, y en los individuales sólo ha puntuado Pieters, que se va con un debut de ensueño con cuatro puntos de cinco posibles. El belga ha demostrado su buen estado de forma.
Entre los debutantes, Rafa Cabrera también se ha lucido, con dos puntos y medio de tres posibles, ganando su individual ante Walker con garantías. Su no salida en los fourballs del sábado ha podido pesar. De los demás debutantes, Danny Willet es el que más ha decepcionado. Se sabía que no estaba en su mejor momento pero caer 5 y 4 en los individuales es demasiado. Cero puntos de tres posibles.
Por su parte, a Stenson y Rose les ha faltado una marcha. Ambos han conseguido dos puntos. El sueco ha ganado con Rose un foursome, y su individual, mientras que el inglés ha logrado ganar con Stenson y luego con Wood.
Las otras dos elecciones de Darren Clarke, Westwood y Kaymer, han tenido también una discreta actuación. El inglés cero de tres, y el alemán uno de cuatro, aunque han peleado en el individual con derrota en el 18 para Westwood y victoria para el alemán también en el 18.
La Ryder, a pesar del resultado, ha dado emoción, ha estado reñida y se ha visto espectáculo. Impresionante cita que ya cuenta los días para volver e intentar recuperar un trofeo europeo al menos en este siglo XXI. Eso sí, el uniforme del domingo debería ser algo más vivo, más color, más alegría, pero para gustos, colores.