Se habla de milagro y es inevitable recordar la remontada europea en
Medinah, pero ni mucho menos ha sido algo parecido. En aquella ocasión, el recuerdo de
Seve, la capitanía de
Olazábal y un equipo volcado fueron claves para obrar ese milagro. En
St. Leon Rot habría que hablar más bien de pájara europea, esa sensación de que las piernas flaquean y no hay fuerzas para seguir pedaleando. Quizá se haya pagado el exceso de confianza viendo un 10-6 antes de empezar.
Lo cierto es que Europa era favorita. Jugaba en casa y tras el viernes y el sábado se confirmaban los pronósticos, con jugadoras entonadas como Carlota Ciganda, Melissa Reid o Charley Hull, heroína de la edición de 2013 al ganar 5 puntos de cinco posibles. Sin embargo, en los individuales algo pasó. Se salió la cadena. Tras el empate luchado de Carlota Ciganda, que abrió la jornada como faro de guía del equipo europeo, tan sólo siguieron esa luz Karine Icher, Melissa Reid y Anna Norqvist. Las demás fallaron estrepitosamente. Tres puntos y medio que no fueron suficientes.
Esta edición en
St.Leon-Rot debe ser recordada no tanto como milagro sino como pájara. Y por otro detalle que no hay que pasar por alto. La novatada que le hicieron a
Alison Lee, cuando
Suzann Pettersen no dio un putt a la estadounidense y ésta levantó la bola pensando que sí había sido concedido. Un hecho que reabre el debate entre la norma y el fair play. Puestos a opinar, no fue un buen detalle de la noruega, por mucho que estén en una Solheim. Es más, con mayor razón habría que disfrutar del juego por encima de la victoria. Pero claro, otros dirán que la mentalidad ganadora, que el espíritu competitivo, que no hay que tener piedad. Yo prefiero el golf de siempre, eso sí, sin pájaras.