lunes 13 de agosto de 2012, 00:00h
Terminadas las Olimpiadas de Londres, la mirada se centra en Río de Janeiro, una cita donde sí estará el golf. En unos Juegos donde hemos disfrutado, nos ha faltado la guinda, una competición golfística, y nos hemos consolado con el Bridgestone y el PGA, que no es poco.
Agosto ha sido un mes deportivo, muy deportivo. Las Olimpiadas nos han hecho disfrutar con acontecimientos épicos en muchas disciplinas. Sin embargo, a los aficionados al golf nos ha faltado algo, un vacío que ha comenzado a llenarse y que en cuatro años lo tendremos repleto. El golf será olímpico en la próxima cita de Río de Janeiro y allí podremos vibrar con nuestros golfistas en la lucha por el oro.
Mientras, nos hemos conformado con dos citas muy espectaculares con los mejores jugadores del mundo. Primero el WGC Bridgestone, donde se impuso Keegan Bradley y donde vimos a un Tiger Woods amenzando el trono mundial. Después, con el PGA Championship, el último Grande de la temporada, donde el Tigre no ha podido alcanzar la victoria, ni el número uno, y se queda de nuevo merodeando.
La emoción olímpica como tal no la hemos podido tener en las competiciones de golf, pero sí hemos podido disfrutar de un alto nivel competitivo que además es previo a una Ryder Cup, precisamente el acontecimiento más visto tras los Juegos y los Mundiales de fútbol. No nos podemos quejar.
La nueva coronación de Rory McIlroy, la clasificación para la Ryder Cup en juego, y la pelea de Tiger por volver a ocupar el trono que tuvo durante 623 semanas son alicientes más que suficientes como para compararse a una Olimpiada. Si encima en cuatro años tenemos una competición en el Olimpo pues entonces va a hacer que este tiempo antes de Río sea todavía más apasionante para el golf.