Con dos recorridos de 18 hoyos, Aroeira Golf se presenta como un escenario bien iluminado y atractivo. En la costa azul portuguesa, a 30 kilómetros de Lisboa, su recorrido dos, más joven, supone un desafío para cualquier jugador.
Diseñado por Donald Steel e inaugurado en el año 2000, Aroeira II es un aire nuevo para este complejo.
Calles más anchas y receptivas, no escatima tampoco desafíos de agua y, cómo no, juega con los pinos que se muestran como gran público a lo largo de todo el recorrido.
Para empezar dos pares 4 y dos pares 5, más estrechos que lo que se podrá ver más adelante.
Destaca el hoyo 4, un par 5, hándicap 1, de 467 metros y que tiene una entrada a green estrecha y ben resguardada. Tras un par 3 técnico, de 176 metros, otro par 4 de 369 metros con otra entrada a green peligrosa, con agua a la izquierda que obliga a jugar con cuatela. El agua juega también un papel especial en el 7, obligando a saltar un lago en la salida y después con más agua a la derecha de la calle. El hoyo 8, un par 3 corto, de 131 metros, prepara para el 9, una de las estrellas de este recorrido.
Se trata de un par 4 de 364 metros con salida en alto y con agua a la derecha, y un segundo golpe con una ligera curva a la izquierda muy atractiva.
La segunda vuelta comienza con otro hoyo con agua en la salida. No supone problema pero siempre complica el tiro desde el tee.
En el 11, se puede pegar con alegría desde un tee en alto y una calle esperando recibir la bola. De hecho es un par 5 de 481 metros, el segundo más largo del recorrido, un desafío de potencia que contrasta con
el hoyo 12, uno de los referentes del campo, par 3 de 162 metros en una isla. Es necesario afinar.
En el 13 de nuevo se salta agua, en un par 4 de 313 metros. Después, un par 3 cuesta abajo de 155 metros muy interesante, con un green resguardado entre árboles.
Si el pegador se ha quedado con ganas de más, en el hoyo 15 puede dar el do de pecho, con un hoyo muy desafiante. Un par 4 de sólo 267 metros con agua a la derecha en una calle con dog leg también de derechas. La calle se estrecha en la curva, lo que da más emoción al hoyo.
El final del recorrido tiene también mucho interés. El 16 es un par 4 de 317 metros en el que es peligroso salirse de calle. En el 17, un par 4 de 412 metros, muy largo, también obliga a precisar en la salida en alto.
Pero es el 18 el mejor para acabar. Un par 5 de 458 metros, con salida en alto, atractiva, y una calle con dog leg a la izquierda y con agua a la derecha de la calle. Potencia y precisión en un campo iluminado por la costa azul portuguesa.