Allí mismo y después de casi 30 meses de ausencia, Tiger Woods volverá para disputar su primer torneo de una temporada que se presenta muy importante para él, en primer lugar, y también para el golf estadounidense y mundial que necesita casi desesperadamente que Tiger recupere su juego, su normalidad y los triunfos que hasta 2009 llegaron a su palmarés.
Tras un 2010 en el que no ha ganado nada y en donde, posiblemente, vivió uno de los peores años de su vida, Woods vuelve a competir en una semana, asegurando a través de Twitter -ahora altavoz habitual de sus ideas y pensamientos- que “está trabajando muy duro para mejorar su swing y que ya empieza a ser momento de ver resultados”.
Unos resultados que Tiger siempre ha tenido en este campo que le vio ganar hace dos años y medio el Abierto de Estados Unidos derrotando en un épico Play-off a Rocco Mediate. Después Woods no volvió ya que en 2009 no pudo jugar el Farmer Insurance porque estaba lesionado y en 2010 tampoco jugó ya que durante los primeros meses del año decidió descansar tras sus problemas familiares.
Ahora Woods vuelve a la competición en esta temporada que será fundamental para él y también para uno de sus grandes rivales en el escalafón mundial y en la PGA, el zurdo Phil Mickelson que ya ha empezado a jugar esta semana en Abu Dhabi y que también quiere mejorar su año pasado. El Masters fue un excelente premio pero dio la sensación de que además de la Chaqueta Verde, el de San Diego hubiera deseado conseguir alguna cosa más, por ejemplo el liderato mundial que rozó en varias ocasiones y que, finalmente, se le escapó entre los dedos.
Otro atractivo más será ver en acción a dos jugadores que han ganado y mucho en este mismo campo. Woods lo hizo en seis ocasiones a lo largo de su carrera, incluyendo las tres victorias consecutivas entre 2006 y 2008 y Mickelson suma dos triunfos, los que logró en 2000 y 2001.
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