Pain estaba allí mismo, entre el remolino de gente que rodeó la bola de Tiger Woods que, en el hoyo 18, muy cerca del green, no alcanzó su objetivo y se quedó en el barro, entre la hierba pisoteada y con un lie incluso complicado hasta para el número uno del mundo.
Como es habitual en éstas situaciones, un gran número de aficionados se arremolinó junto a la bola para ver a su ídolo de cerca. Apenas le dejaban respirar. Steve Williams, el caddie de Tiger, se hacía hueco con sus poderosos hombros para dejar un lugar a su jefe, que subía y bajaba al green para ver la mejor manera de realizar un golpe que, a priori, no parecía demasiado difícil.
Como siempre se colocó, apunto, miró a su objetivo y la bola, en vez de salir recta y grácil hacia su objetivo, salió topada, a la derecha, baja y casi “perruna”, como se suele decir en el argot.
Enfrente estaba, por una vez, el protagonista de la noticia por ésta foto espectacular del vuelo de la bola hacia el objetivo, el de la cámara, porque el de la bandera estaba mucho más a la izquierda y a casi veinte metros de distancia. Sin inmutarse, Mark Pain, fotógrafo del Sunday Mail, captó la instantánea que merece el honor de ser, cuando menos, una de las más curiosas de esta histórica Ryder Cup.
Para los amantes, profesionales y aficionados a la fotografía: Mark usó una Nikon D3S con una lente de 24-70 y una velocidad de obturación 1/1000 por segundo.