¡Vaya semanita!

Bien. Al día siguiente y por la mañana, Marc Márquez y Jorge Lorenzo vencían en ciento veinticinco y motogp  respectivamente, el Gran Premio de Cataluña en Montmeló. Bien, pero hay más. Nadal, el que nunca falla, se adjudicaba en tres sets el prestigioso torneo de Wimbledon de tenis, ante toda la set británica. Pero, ¿qué faltaba para que la dicha fuera completa?, pues que un españolito ganara algo en golf en la misma jornada. Miguel Ángel Jiménez fue la guinda de ese magnífico pastel al ganar, no sin algún sobresalto que otro después de un  play off, uno de los torneos mejor dotados del continente europeo: el Open de Francia.

El pisha disputó un torneo de menos a más. Llegó a la cuarta jornada desde abajo y sin hacer ruido. Poco a poco se situó en las posiciones de cabeza donde estaba Alejandro Cañizares, el hombre de la eterna sonrisa, que una vez más estaba maravillando. Cuando todo hacía pensar que Miguel lo tenía claro – dos golpes de ventaja al inicio del dieciocho –pero la pifió al irse al agua. Ya en el desempate sacó un repertorio de experiencia y venció a Cañizares y a Francesco Molinari.

De esta forma Jiménez tiene prácticamente en la mano su derecho de acudir a la Ryder. Segunda victoria de la temporada y ambas conseguidas en hoyos de desempate, un terreno en el que el malagueño de desenvuelve como los peces de su Costa del Sol.

Siempre hay que contar con él. Después del Open Usa parecía que no estaba en su mejor momento,  pero miren por donde, Miguel emergió de nuevo de forma magistral.

Futbol, motociclismo, tenis y golf. Un póker de deportes que nuestros jugadores y pilotos han dominado en este primer fin de semana de Julio. El más joven Marc Márquez, tan solo diecisiete años. El más veterano Miguel Ángel Jiménez que supera los cuarenta y cinco. Dos generaciones diferentes pero con idénticos campeones y todo el mismo día. Una pasada.