Parece increible que el propio Tiger Woods, por el que el golf mundial suspira para que vuelva, respondiera no hace mucho tiempo a Ernie Els que dijo que quería volver a luchar por ser el número uno del mundo, que lo que tenía que hacer era trabajar más y entrenar más duro si quería quitarle el puesto.
Fuera de esos comentarios que podían tener alguna razón, pero que no venían a cuento de ninguna de las maneras, Ernie Els está dejando claro en esta temporada 2010 que ha vuelto para quedarse y para luchar por el sueño de ser el mejor jugador del mundo. Tras los problemas que ha tenido con su hijo -sufre de autismo- y después de encauzar el problema, Els parece otro. Está más centrado, parece más feliz y su juego es el de antaño, ese que nos hizo disfrutar hace algunos años y del que se decía que era el mejor y técnicamente más perfecto.
Su victoria en el Arnold Palmer, tras su triunfo hace solo siete días, le han colocado en el primer puesto de la Fedex Cup y muy arriba en una clasificación mubndial que espera ansioso el enfrentamiento entre el sudafricano Els y el norteamericano Woods. Hoy por hoy, parece el match más interesante de los que se pueden ver en un campo de golf. Veremos si en el Masters el duelo al sol se produce y sino, tiempo al tiempo, que finalmente llegará.
De momento, nos conformamos con ver a Els ganando con 11 bajo par y haciendo un doblete para el golf sudafricano histórico gracias a la victoria de su compatriota en Málaga. El golf sudafricano está de moda, aunque cuidado con los Molinari. Edoardo quedó segundo en el Arnold Palmer y su nombre ya suena como favoito al Masters. Allí en Augusta estará también su hermano Francesco, que tampoco lo hace mal.
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