No es por ponerse supersticioso, pero el negro ha sido, de toda la vida, un color negativo. Técnicamente es la ausencia de color, de luz, todo lo contrario a la alegría, vitalidad y energía, justo lo que necesita Sergio precisamente en las últimas rondas. Después de 63 golpes el primer día, 68 el segundo y 67 el tercero, la última jornada Sergio salió fuerte, pero enseguida se consumió toda su energía. La vitalidad de las rondas anteriores desapareció y volvió el Sergio tristón y cabizbajo. El doble bogey en el hoyo 12 fue la puntilla.
Es cierto que hay mucha gente de negro. Uno de ellos es el cantante Loquillo que incluso tiene una canción titulada “el hombre de negro” donde cuenta sus razones para vestir de ese color, pero en el caso de Sergio no le sienta bien. García necesita quitarse las ataduras, ser él mismo y conseguir divertirse en el campo.
Por decirlo de algún modo no necesita recibir energía en su polo Adidas sino reflejar hacia los demás su juego, dar brillo a la afición con sus grandes golpes. Así podrá afinar un poco más en el putt que es lo que le trae por la calle de la amargura, una amargura que oscurece todo lo demás y deja un panorama ausente de color.