Dividido en dos recorridos, el Este y el Oeste, Nykoping Golf se presenta con una Casa Club típicamente nórdica. De madera y de una altura, recuerda a un refugio montañoso, y más cuando al entrar se puede disfrutar de un restaurante preparado para el tradicional lunch europeo.
El recorrido Oeste es el más completo. Con hoyos de todas las características, es una vuelta de casi 6.000 metros desde amarillas, y donde cuenta mucho el viento en algunos hoyos que recuerdan a los clásicos links. Además, otros hoyos rodeados de árboles dejan claro que los golpes deben ser certeros.
Gary Cosford, el responsable del campo, es un inglés afincado en Suecia desde hace más de 20 años. Sonriente y amable, es consciente del potencial del golf como deporte popular y amigo del turismo. Gary no concibe un golf cerrado y por eso es partidario de abrir el golf a todos. Así lo ha vivido siempre y así lo ha planteado en Suecia desde siempre. Campos y potencial no le falta en un país de 600.000 jugadores.
Para empezar, un par 3 que “en seco” parece sencillo. 125 metros con bosque a los lados que no debería presentar mayor problema si no fuera por el viento, que si sopla fuerte puede complicar. En todo caso es el hándicap 18, para que uno empiece con buen sabor de boca.
Pero ya se pone serio en el hoyo 2. Un par 5 de 465 metros con viento en contra, habitualmente, y con bosque a la izquierda. De segundo golpe a la derecha hay agua, que puede complicar si se fuerza, y la entrada en green está bien defendida por tres búnkers. En los siguientes hoyos el rough complica la situación y el paisaje cambia radicalmente hacia el tradicional links escocés. Alto y complicado rough y lucha contra el viento. Primero en un par 3 de 173 metros, y después en otro par 5 de 497 metros con agua a la izquierda del segundo golpe. Una calle más estrecha y su longitud hacen que sea el handicap 2 del campo.
Poco que envidiar el hoyo 6, par 4 de 345 metros con agua a la izquierda de la salida y un fuerte rough que obliga a afinar desde el tee. La entrada en green es emocionante con trs búnkers por delante. Para seguir, un par 3 rodeado de agua. No podía faltar. 160 metros que con viento se amplían.
Para acabar la primera vuelta, el primer dog leg, esta vez a la derecha. Un par 4 de 314 metros. Los dos búnkers en la caída de Drive están puestos a conciencia, pero si se salvan, la entrada en green, algo en alto, es bondadosa, aunque siguen los tres búnkers habituales. En el 9, otra vez par 5 de 487 metros con agua a la izquierda. Es un hoyo en curva hacia la izquierda y para entrar en green hay que superar un riachuelo.
Para empezar la segunda vuelta dos hoyos totalmente distintos. El 10 y el 11, de ida y vuelta, cuentan ya con árboles a los lados. Una simpática caseta junto al green del 9 ha servido para reponer fuerzas con perritos calientes, sándwich y refrescos. Después estos dos hoyos, estrechos, uno en subida y otro en bajada, confirman el cambio de tendencia llana y sin árboles.
Llega el hoyo 12, el preferido por los socios del club. Quizá el hecho de ser el handicap 1 ayude a esa elección. Es un par 4 de 380 metros con el tee en alto y desde donde se puede ver un amplio paisaje de la segunda vuelta. Es un hoyo para dar el drive con gusto. Después, siguiendo con los tee en altura, un par 3 con agua antes de green, aunque con una escapatoria amplia a la derecha. Sus 126 metros ayudan.
Los hoyos 14, 15 y 16 transcurren a través del río. Pares 4, 5 y 4, destacan los búnkers tanto en la calle como alrededor de green y son muy propicios para entrenar los golpes rectos para llegar al 17 y 18. El 17, con fuera de límites a la derecha y agua a la izquierda es amigo de la madera, también por sus 330 metros, y en el 18, con fuera de límites a la izquierda y en cuesta termina en un green protegido por arena y árboles.
Con escuela y amplias actividades, Nykoping Golf es otra de las opciones cercanas a Estocolmo para practicar golf en una tierra con amplia tradición golfística.