Miren, como ustedes saben, mi pasión también está por el deporte en general. La predilección por el golf es obvia, pero nunca dejo de lado lo que proponen otras actividades. Y creemos que es vital aprender de lo que brindan otras culturas, desde el humilde criterio de esta página. Tal es así que ayer, al ver el inolvidable juego N°7 de la Serie Mundial de Béisbol entre los Dodgers de Los Ángeles (vencedores del partido y campeones de la MLB) y los Blue Jays de Toronto, sentí que me cayó el ejemplo perfecto para ponerle énfasis a la idea de un golf de mayor carácter mundial, pero sin entrar en la tediosa política que lo rodea.
No voy a entrar en tecnisimos propios del béisbol para no aburrirlos. Ahora bien, las claves del triunfo del equipo estadounidense pasaron especialmente por dos jugadores: las superestrellas japonesas Shohei Othani y Yoshinobu Yamamoto. Al primero lo vimos bateando y pitcheando en un nivel de excelencia, reviviendo algo que no se veía desde el legendario Babe Ruth... ¡hace casí más de 100 años! El segundo, también siendo pitcher abridor, siempre se mostró predispuesto a realizar su rol en gran nivel (fue la figura de la final) y actuó en días consecutivos claves, teniendo en cuenta que en su posición no se recomienda realizar tantos lanzamientos sin un descanso razonable. En conclusión, ambos hicieron fáciles acciones que parecían imposibles en la actividad, potenciándose a sí mismos, potenciando a sus compañeros y potenciando a una liga que ya no es sólo de preponderancia estadounidense. ¿Puede el golf copiar este caso?
El LPGA ya tiene entrenado el hecho de expandirse y aprovecha esto a la perfección. Podemos ver el reciente caso del Maybank Championship de Malasia, con una japonesa Miyu Yamashita que da vuelta un dominio brutal de la surcoreana Hye-Jin Choi y se queda con su segundo torneo de la temporada (la australiana Hannah Green, la mencionada Hye-Jin Choi y Yamashita jugaron un playoff de 1 hoyo. Por otra parte, cabe remarcar que la mexicana Gaby López terminó en un buen T-23), siendo la segunda jugadora en lograr 2 títulos en este 2025 y consolidándose como una de las mejores golfistas del mundo, luego de su AIG Women's Open conquistado. A su vez, tuvimos a un norirlandés Tom McKibbin quien, urgido por su paso a LIV Golf y la falta de grandes posibilidades para disputar los majors, demostró toda su capacidad para quedarse con la International Series - Hong Kong Open por un margen abismal (7 impactos de ventaja. Récord del torneo tras 72 hoyos) y obtener su cupo para el The Masters y el The Open. ¡Cómo cambian las cosas cuando los Abiertos Nacionales dan este tipo de invitaciones! ¿No se deben animar los principales exponentes del PGA Tour a ir potenciando más a estos eventos?
Para terminar, no puedo dejar de mencionar lo que hizo el peruano Julián Perico, quien se animó a probar suerte en el HotelPlanner Tour y, si bien no llegó a obtener esas 20 tarjetas para la temporada 2026 del DP World Tour (El Rolex Grand Final, último torneo de la segunda gira europea, fue ganado por el inglés James Morrison... ¡con su hijo de 13 años como caddie! Morrison regresa al DP World Tour y había pensado en retirarse), consiguió status parcial para el principal circuito del Viejo Continente y fue una de las principales referencias de la semana. Y lo merece (y merece tener más de lo que consiguió) por apostar por una vía que parecía en desuso para la región. Se animó a ir por más y tiene su premio.
El PGA Tour, siguiendo estos casos planteados, debería IMPORTAR DISCIPLINA PARA EXPORTAR CRECIMIENTO. Debe animarse en el hecho de abrir más sus puertas e ir por nuevos horizontes, afianzando su alianza con el nombrado DP World Tour y seguir fortaleciendo unos Abiertos Nacionales ya fortalecidos por los majors y sus boletos en disputa. Esta semana, desde otro ámbito distinto y con los pequeños casos que la poca actividad golfística ofreció, la idea explicada vuelve a tomar fuerza. Todos se benefician y es cuestión de tomar la iniciativa y dar ese paso.