La Ryder Cup 2025 se prepara para escribir un nuevo capítulo en su legendaria historia a partir del viernes 26 de septiembre en el imponente campo de Bethpage Black, en Farmingdale, Nueva York. Será la 45ª edición del torneo que enfrenta a los mejores golfistas de Estados Unidos y Europa en una batalla por el honor, el prestigio y la gloria colectiva. El escenario no podría ser más desafiante ni más simbólico: Bethpage Black es considerado uno de los campos más difíciles del planeta, un auténtico monstruo de 7.486 yardas con una pendiente de 155 y en donde un cartel en el tee del 1 que advierte: “Este campo es extremadamente difícil. Recomendado solo para golfistas altamente cualificados”.

Diseñado por A.W. Tillinghast en los años 30 y reformado por Rees Jones, Bethpage ha sido sede de dos US Open (2002 y 2009), un PGA Championship (2019) y ahora se estrena como anfitrión de la Ryder Cup, convirtiéndose en uno de los pocos campos en el mundo que ha albergado los tres grandes eventos del golf profesional. Su fama no solo se debe a su longitud y exigencia técnica, sino también a su carácter público: es el “country club del pueblo”, accesible para cualquier aficionado dispuesto a madrugar y hacer cola por un tee time. Pero esta semana, el campo será territorio exclusivo de los mejores jugadores del mundo, y de una afición neoyorquina que promete ser ruidosa, apasionada y, en ocasiones, intimidante.

El equipo estadounidense llega liderado por Keegan Bradley, capitán debutante que ha asumido el cargo con una mezcla de entusiasmo y determinación. Bradley, ganador del PGA Championship en 2011 y dos veces jugador de Ryder Cup, ha sido una elección inesperada por parte del comité, pero su conexión con Bethpage —donde jugó durante su etapa universitaria en St. John’s— y su carácter competitivo lo convierten en un líder con hambre de revancha tras la derrota en Roma en 2023. Ha formado un equipo con seis clasificados automáticos y seis elecciones personales, entre ellos figuras como Scottie Scheffler, número uno del mundo, Bryson DeChambeau, Justin Thomas y Collin Morikawa. Bradley ha apostado por jugadores con experiencia en match play y por otros en gran forma, como Russell Henley y J.J. Spaun, que debutan en la competición.
En el bando europeo, repite como capitán Luke Donald, el inglés que llevó a Europa a la victoria en Roma con una gestión impecable, basada en datos, empatía y liderazgo silencioso. Donald, que jugó cuatro Ryder Cups como jugador con récord positivo (10-4-1), busca ahora convertirse en el primer capitán europeo en ganar dos ediciones consecutivas desde Tony Jacklin. Su equipo mantiene la columna vertebral del triunfo en Italia: Rory McIlroy, Jon Rahm, Viktor Hovland, Tommy Fleetwood, Tyrrell Hatton y Shane Lowry, a los que se suman debutantes como Rasmus Højgaard y Ludvig Åberg, este último considerado una de las grandes promesas del golf mundial. Donald ha trabajado durante meses en la cohesión del grupo, en la preparación mental para afrontar el ambiente hostil de Bethpage y en la estrategia de emparejamientos, apoyado por vicecapitanes como Edoardo Molinari y José María Olazábal.
Según las casas de apuestas, Estados Unidos parte como favorito para recuperar el trofeo. En mercados como Oddschecker o BetMGM, el equipo americano se paga en torno a 8/11, mientras que Europa cotiza a 13/10. El empate, que permitiría a Europa retener la copa, se paga a 13/1. La ventaja de jugar en casa, el poder de la grada y el control sobre la preparación del campo —con calles más anchas y greenes más rápidos, favoreciendo el juego agresivo americano— son factores que inclinan la balanza hacia los locales. Sin embargo, Europa llega con un equipo más cohesionado, con experiencia reciente en victorias y con una motivación extra por romper la racha de derrotas como visitante, que se remonta a la “Milagro de Medinah” en 2012.
En cuanto a la climatología, se espera una semana variable pero en general favorable para el juego. Según AccuWeather, el viernes podría haber algunas lluvias dispersas, pero el sábado se anticipa como el día más soleado y estable, ideal para el espectáculo. El domingo, jornada de individuales, se prevé cielo nublado pero sin precipitaciones. Las temperaturas oscilarán entre los 23 y 26 grados, con humedad moderada y vientos suaves, lo que debería permitir condiciones óptimas para el desarrollo de los partidos. En cuanto a la asistencia, se espera una afluencia récord, con más de 40.000 espectadores diarios en el campo y millones siguiendo la acción por televisión y plataformas digitales. Bethpage, con su atmósfera de estadio y su afición apasionada, promete ser un hervidero de emociones.
El formato de la Ryder Cup se mantiene fiel a la tradición desde 1979. Se disputan 28 partidos en total, divididos en tres modalidades: foursomes, fourballs e individuales. El viernes y el sábado se juegan dos sesiones por día: por la mañana los foursomes (golpes alternos entre los dos jugadores de cada pareja) y por la tarde los fourballs (cada jugador juega su bola y se cuenta el mejor resultado del equipo en cada hoyo). Cada sesión consta de cuatro partidos, por lo que hay 8 puntos en juego cada día. El domingo se disputan los 12 partidos individuales, uno contra uno, donde cada jugador representa a su equipo en un duelo directo. Cada partido vale un punto; si hay empate tras 18 hoyos, se reparte medio punto a cada equipo. El equipo que alcance 14,5 puntos gana la Ryder Cup; si hay empate a 14, el equipo defensor —en este caso Europa— retiene el trofeo.
La Ryder Cup 2025 promete ser una edición inolvidable, con ingredientes de sobra para el drama: un campo brutal, dos capitanes con estilos opuestos, estrellas consagradas y jóvenes promesas, una afición que rugirá como nunca y una rivalidad que trasciende el deporte. Todo está listo para que Bethpage Black se convierta en el epicentro del golf mundial. Que empiece el espectáculo.