Si hay un hombre peligroso con el que habrá que contar el fin de semana para ganar esta 123º edición del Us Open ese es Rory McIlroy. El norirlandés partía, como no podía ser de otra manera, como uno de los grandes favoritos a la victoria y tras las dos primeras rondas de juego está demostrando que está en la pomada.
Además, McIlroy quiere hacer un gran torneo y gana, además de para engrandecer su curriculo para callar muchas bocas y reivindicar la figura de los jugadores que en su momento decidieron apostar por el PGA Tour y que ahora se sienten defraudados por la decisión del PGA Tour de sentarse a negociar con el PIF.
Tras las ruedas de prensa iniciales del torneo, donde todos dejaron colaras sus posturas, una vez empezado el torneo el protagonismno se lo ha llevado el juevo, el campo y la tabla clasificatoria donde el jugador europeo quiere hablar y dejar sus mejores sensaciones tras un año en el que las cosas no están siendo fáciles para él.
Este viernes Mcllroy terminaba con una vuelta de 67 golpes que sumados a los 65 del primer día le dejan con -8 empatado en la tercera plaza con Xander Schaffele, a dos golpe de la cabeza del torneo y con todas las opciones de conseguir un nuevo Major en su carrera y acercarse un poco más al númeron uno mundial.
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