Rory McIlroy sigue sin carburar. El número 1 del mundo ronda las primeras posiciones de la tabla una vez más pero no termina de explotar con su juego brillante y espectacular.
Esta semana en el Travelers, el norirlandés ha terminado por debajo del Top-ten, undécimo y con cuatro vueltas de 63, 68, 69 y una última de 67 golpes con una ronda en la que firmó tres birdies y dos bogeys en los nueve primeros hoyos y dos birdies, un eagle y un doble bogey en los nueve últimos que le dejan, sin duda, un mal sabor de boca tras haber subido siete posiciones en la clasificación final, manteniendose cuarto en la FedEx Cup y primero en el número 1 mundial.
Pero McIlroy es más exigente que todo eso y tanto su juego como sus resultados están lejos de lo que debe demostrar un jugador de su calidad y de sus recursos. Físicamente estám perfecto pero estos casi tres meses de inactividad han hecho mella en el europeo que debe de volver a sus cifras cuanto antes para alcanzar su mejor cota de juego de cara a las grandes citas de la temporada que todavía están por llegar.